«Medicina amarga» mantiene a salvadoreños esperando alza del salario mínimo

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La última vez que se subió el salario mínimo en El Salvador fue en agosto de 2021. Desde entonces, no ha habido actualizaciones, a pesar de que la legislación nacional indica que el salario mínimo debe ser revisado al menos cada tres años.

La omisión de la mejora salarial podría ser indicativo de que la economía salvadoreña no anda bien, según analistas y expertos económicos.

El Salvador es la única nación centroamericana donde no se incrementó la cantidad de dinero mínima que se paga a un trabajador, y eso, pese a un nutrido sistema de propaganda de Estado que asegura avances en la economía, muestra todo lo contrario.

El actual gobierno incrementó la cifra del salario mínimo en agosto de 2021, mientras en las naciones vecinas, desde entonces, se dieron incrementos de hasta un 43 por ciento.

Entre los que están más afectados se encuentran los recolectores de café que devengan 243.45 dólares al mes, algo que no alcanza en un país donde, por ejemplo, el precio de la canasta básica subió en tres años.

En El Salvador, por ley, se debe incrementar el salario mínimo cada tres años, algo que debe hacerse a través de un Concejo integrado por representantes del Gobierno, patronos y los trabajadores, pero estos, por órden del presidente Nayib Bukele, no se ven las caras.

El Salvador cuenta con una economía dolarizada y a pesar de esto, durante los últimos cinco años se ha visto a la zaga del crecimiento económico de Centroamérica, mostrando que se trata de la a economía más precaria de la región y el mínimo crecimiento que muestra.

Además, los ajustes demandados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para dar al gobierno de Nayib Bukele un crédito por 1,400 millones de dólares que urgen para mantener a flote el gasto público y la inversión en los proyectos emblema de la presente Administración, descartan incremento salarial alguno en el Estado, arrastrando también el salario mínimo del país.

La negativa al incremento salarial sería, según expertos, parte de un ajuste económico promovido por Bukele como “medicina amarga” para supuestamente mejorar la economía del país.

Con el salario mínimo existente, muy pocos los salvadoreños pueden sobrevivir, por lo que sus ingresos son complementados con remesas que reciben del exterior y que se utilizan fundamentalmente para el consumo de alimentos, pago de vivienda y otros servicios.

Según datos del Banco Central de la Reserva (BCR), para una poder comprar una correcta canasta básica, un ciudadano necesitaría al menos 500 dólares mensuales.

La deuda pública del país ya llegó a 32 mil 53 millones de dólares, más del 90 % del PIB de El Salvador y se incrementará con los nuevos créditos que ingresarán durante 2025, incluyendo el afamado de 1,400 con el FMI.