Más de 100 hipopótamos hallados muertos en Namibia

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Hace unos días los rángers del Parque Nacional de Bwabwata, en el norte de Namibia, encontraron los cuerpos sin vida de 110 hipopótamos yaciendo boca arriba y una veintena de búfalos. Se trata de una de las mayores pérdidas de este animal ocurridas hasta la fecha en un país que alberga cerca de 2.000 ejemplares. Desde el ministerio de Medio Ambiente de Namibia confirmaban a EL MUNDO que “altos funcionarios de la Dirección de Servicios Veterinarios del Ministerio de Agricultura, Agua y Silvicultura y altos funcionarios de la Dirección de Parques y Vida Silvestre del Ministerio de Medio Ambiente y Turismo (MET) visitaron la zona para cerciorarse de la situación y confirmar que el carbunco es la causa de la muerte”.

Aunque el Parque Nacional de Bwabwata no es de los más visitados en el país, se encuentra en una ruta turística utilizada a menudo para los viajes por tierra entre Namibia y Botsuana: la franja del Caprivi. Se trata de un estrecho saliente geográfico que comparte frontera al norte con Angola y al sur con Botsuana y precisamente por la cercanía entre los tres países, los animales atravesar las fronteras entre los Ríos Kavango y Kwando. Según se puede apreciar en las imágenes ofrecidas por el medio de comunicación local New Era, los cuerpos de hipopótamos han aparecido esparcidos por todo el río y los arroyos de agua estancada que conectan con él. Así mismo, han querido transmitir un mensaje de tranquilidad a los turistas que vayan a visitar el país. “Nos gustaría asegurar a nuestros turistas que no hay peligro para la salud de las personas como resultado de la situación. Es importante señalar que el área en la que se están produciendo estas mortalidades no está abierta al turismo, sino exclusivamente para el manejo de la vida silvestre”, exponen.

No es algo inusual

Pese a la gravedad del brote debido al alto número de muertes animales, desde el gobierno han declarado que es una situación que “se ha vivido antes” y que ocurre principalmente cuando el nivel del río está tan bajo. No obstante, el portavoz del MET Romeo Muyunda expuso su preocupación respecto a la supervivencia de la especie, “ya que los animales siguen muriendo en gran número”. Entre 2003 y 2004 hubo algunos casos similares en otros parques de Namibia que costaron la vida a algunos pares de elefantes e hipopótamos.

Mientras las autoridades trabajan las veinticuatro horas para encontrar una acción apropiada para controlar el brote, y queman los cadáveres para evitar la propagación de la enfermedad, desde el MET han pedido a los ciudadanos que se abstengan de tocar y utilizar la carne para el consumo, ya que esto “podría ser catastrófico”. En el año 2004 otro brote de ántrax arrasó con casi 300 hipopótamos en el Parque Nacional Queen Elizabeth, en Uganda, el país africano donde viven más ejemplares de este animal. Seis años después murieron 82 hipopótamos y nueve búfalos después de beber agua contaminada en el mismo parque.
La Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) define al ántrax o carbunco como “una infección aguda capaz de atacar casi a todos los animales de sangre caliente, incluidos los seres humanos”. Está provocado por la bacteria, Bacillus anthracis, “perteneciente a un grupo que forma esporas, partículas microscópicas y resistentes, que permiten sobrevivir al microorganismo en condiciones ambientales adversas”. Esta enfermedad puede darse en todo el mundo y en algunos países hay zonas específicas que “favorecen la supervivencia en el suelo de las esporas de las bacterias que producen el carbunco y donde se presentan brotes esporádicos”. Los suelos alcalinos, dicen, favorecen la supervivencia de estas esporas “que se multiplican cuando las condiciones del suelo -como la temperatura, la humedad y la nutrición- son apropiadas”.
Según ha explicado a este diario la Dr. Carmen Barcena Asensio del centro VISAVET, vinculado a la Universidad Complutense de Madrid, “la mayor parte de los mamíferos son sensibles, pero la mayor tasa de mortalidad afecta a los rumiantes”. La enfermedad “se transmite y propaga por la ingestión, inhalación o a través de heridas en la piel, de las esporas bacterianas que sobreviven durante años en el suelo, lana o pelo de los animales infectados”. El pronóstico para los animales no suele ser muy optimista, ya que “el curso clínico de la enfermedad en los animales afectados suele ser tan rápido, que en ocasiones no es posible instaurar una antibioterapia eficaz”, explica Asensio.