La expectación ciudadana que estaba atenta a la aparente decisión del presidente de cambiar a funcionarios supuestamente responsables del fracaso electoral del 4 de marzo, se convirtió en una nube de humo que se disipó en menos de lo que canta un gallo, al terminar la reunión ministerial que se llevó a cabo esta tarde en la Casa Presidencial.
Por el tono en que Sánchez Cerén habló de “corregir” y demandar a sus funcionarios que “no se aferraran a sus cargos”, la ciudadanía esperaba cambios en por lo menos las carteras de Seguridad , Economía, ANDA y en PROESA.
El mandatario, obviamente, tendió un manto sobre las tensiones de sus bases y militantes que esperaban los anunciados cambios “para endereza el rumbo” en materia de seguridad, que reclamaba la población. El presidente responsabilizó por el fracaso electoral leyes y medidas “que han afectado el bolsillo” de los salvadoreños. Sánchez También se refirió a los problemas de seguridad y especialmente de las tarifas del agua.
Al final solo hubo ruido y nada de nueces, los efemelenistas que esperaban algo más concreto como resultado de la reunión se quedaron con las narices planas y más desmoralizados que antes. A juicio de uno de los resentidos por la paliza electoral del 4-3 aseguró que “El presidente no fue lo suficientemente inteligente para botar lastre o lo que es peor, los “duros le doblaron el brazo”
Al final de cuentas presidente hizo el anuncio de que formará equipo con el vicepresidente Óscar Ortiz, el secretario privado presidente Manuel Melgar, secretario técnico y de comunicaciones “para analizar y definir las acciones que se van a tomar de acuerdo a lo analizado sobre las pasadas elecciones”
Según informes obtenidos directamente de algunos de los funcionarios que asistieron a la reunión, esta se llevó a cabo en un ambiente de tensiones donde cada uno de ellos hizo una exposición de sus actividades y proyectos siendo los más criticados los del gabinete de Seguridad y los más reconocidos los de Turismo, secretaría Técnica y la del ministerio del Medio Ambiente.
Todos los presentes estuvieron de acuerdo en que el presidente dispusiera de sus cargos de acuerdo a sus necesidades “si así lo consideraba adecuado” pero a final de cuentas todos fueron tranquilos a sus casas. Al parecer la tormenta había pasado.
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