La «ley de agentes extranjeros” de El Salvador llegó esta semana a la comisión de derechos humanos del Parlamento Europeo. Organizaciones europeas que acompañan la situación salvadoreña piden a las instituciones europeas no permanecer en silencio frente a este mecanismo que restringe aún más el espacio cívico en el país centroamericano. «Esta ley significa una persecución total a las organizaciones de la sociedad civil”, dijo Magdalena Bordagorry, coordinadora de la Red EuLat, una plataforma que aglutina 40 organizaciones de doce países europeos.
Desde Bruselas, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) reaccionó a comienzos de junio lamentando una ley que dificulta el acceso a fondos internacionales básicos para el funcionamiento de las organizaciones y para una democracia sana. Esta ley, así el comunicado, «podría tener impactos negativos en la cooperación”. ¿De qué impactos negativos podrían estar hablando? «Nosotros creemos que se puede invocar el principio de condicionalidad, es decir, que los fondos se condicionen al respeto de los derechos humanos, las libertades y la democracia”, responde Bordagorry.
Peligroso hablar de derechos
«Bajo el régimen de excepción que se aplica desde marzo de 2022, supuestamente para controlar a las pandillas, se ha desmantelado la estructura política partidaria del país. Y ahora se está persiguiendo a las personas que trabajamos en organizaciones sociales en favor de derechos como al agua, a la salud, a la participación política. Hablar de derechos en El Salvador se ha vuelto sinónimo de ser víctima de represión, de volverse un enemigo interno, un opositor. El fanatismo nacional nos criminaliza y la Fuerzas Armadas nos persiguen”, explica a DW un miembro de una organización activa en El Salvador. Por motivos de seguridad prefiere conservar el anonimato.
«Si una organización entrega sillas de ruedas, la dejan operar. Pero si defiende agua, territorio o derechos reproductivos es atacada. En El Salvador ya no se habla de diversidad sexual ni de educación sexual reproductiva; todo esto se quiere suprimir de la cooperación internacional. Por ahora el ataque es a organizaciones y a periodistas, pero luego vendrán iglesias y la academia. Se busca el pensamiento único. En este momento ya hay estudiantes que tienen miedo a publicar sus investigaciones”, comenta a DW otro representante de una organización todavía activa en El Salvador. ¿Por qué el miedo? «Todo comienza con acoso virtual. Luego pasa a acoso físico, persecución y cárcel”, responde el activista refiriéndose a casos concretos.
Cabe anotar que según el recientemente publicado Indice Global sobre la Tortura de la OMCT (Organizaición Mundial contra la Tortura), después de Bahréin y Bielorrusia, El Salvador presenta los más altos niveles de riesgo de tortura.
En el país con el porcentaje más alto de población privada de libertad, «ha habido más de 400 fallecimientos en cautiverio. Hay mujeres que fueron capturadas embarazas y sus hijos han muerto en la cárcel. Las que están fuera velan por sus propios hijos; también por los hijos y los mayores del vecino en prisión. En las comunidades más pobres, dejan de comer para reunir los 150 dólares que cuesta un paquete de alimentación, vestimenta y medicina para su preso, sin saber dónde está. No se permiten visitas ni de abogados ni de familiares”, describe uno de los activistas.
Reacciones en Europa
Aunque la situación de las megacárceles de Nayib Bukele es conocida en las instituciones europeas, el incremento de la seguridad y la popularidad del presidente salvadoreño siguen siendo argumentos a su favor. «Estamos presenciando una instrumentalización alarmante del derecho penal para silenciar voces críticas. Este clima de miedo es incompatible con cualquier Estado de derecho o democracia”, contradice la OMCT.
Como fuere, «en el actual contexto geopolítico, estamos conscientes de los retos que plantea que el presidente de El Salvador se haya vuelto un aliado importante de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos”, vuelve la coordinadora de la Red EuLat. «Pero también ofrece una ventana de oportunidad para defender la democracia en la región. La UE tiene instrumentos de presión: tiene una estrecha relación comercial con El Salvador, a través del Acuerdo de Asociación. Y también tiene proyectos estratégicos, con inversiones relevantes, en integración energética y digital. Dado que la UE tiene por obligación promover sus valores con su política exterior, creemos que sus inversiones y su cooperación se pueden usar de palanca”, afirma Magadelana Bordagorry, avizorando una suspensión del pilar comercial.
«La cooperación internacional está mirando para otra lado y dando cheques en blanco, vía créditos, a un gobierno que podría estar utilizando esos fondos para financiar el famoso plan de seguridad que se basa en un pacto con las pandillas”, afirma uno de los activistas añadiendo que están apareciendo cementerios clandestinos en El Salvador. «Todo se agrava aún más con la «ley de agentes extranjeros”. Nuestro proyectos van a quedar congelados. Esto va a afectar a esa gente invisible por quien no vela este Estado, que no tiene una política de bienestar. Es la gente pobre quien va a pagar los platos rotos en El Salvador”, concluye.