Por Eduardo Vázquez Bécker.- Antes de retirarse de Centroamérica, Reino Unido dejó sin resolver una disputa fronteriza centenaria.
Décadas despues, sigue enfrantando a Belice y Guatemala.
El caso incluso ha llegado ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, donde ambas naciones han presentando sus versiones de un reclamo fronterizo de más de 160 años.
Los dos países viven desde el siglo XIX una intensa disputa por casi 12.000 kilómetros cuadrados de territorio, incluidas islas e islotes, y también zonas marítimas que Guatemala reclama y Belice considera que le pertenecen.
Tras presentar su respuesta a la demanda de Guatemala en La Haya a principios de junio, Belice aseguró que se trata de una cuestión de integridad territorial y que hará todo lo posible por conservar su soberanía sobre lo que considera territorio nacional.
Historia
A lo largo de la historia, Guatemala ha hecho innumerables intentos por resolver la disputa territorial, encontrando siempre la oposición primero de Gran Bretaña y luego de Belice, por lo que considera la evidente conveniencia de mantener el statu quo de ocupación ilegítima del territorio de Belice.1 Aunque en 1991, el gobierno de Guatemala reconoció la independencia de Belice, éste se refería a la determinación del pueblo beliceño, pero dejó pendiente el asunto del diferendo territorial.3
1821-1945
Guatemala declaró su independencia de España en 1821 y Belice (incluyendo los 2964 km del territorio, residenciales y explotables por los británicos según el Tratado de Versalles y la Convención de Londres, y reforzados por su victoria en la batalla del Cayo Saint George, pero de nulo dominio oficial por parte de los mismos debido al tratado de Amiens en 1802), en donde se pactó la restitución por parte de Gran Bretaña de todas las conquistas hechas a Francia y sus países aliados (entre estos España), que en el caso específico del territorio conocido hoy como Belice, pasa a depender exclusivamente de la Provincia de Guatemala. En julio de 1823, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica (que se unió en 1824) formaron en conjunto las Provincias Unidas del Centro de América, en las que se incluía Belice, ya que este territorio formaba parte de Guatemala.4 Aprovechando la independencia centroamericana, Gran Bretaña trata de conseguir que esos países reconocieran su control sobre Belice, pero las Provincias Unidas del Centro de América y Guatemala lo rechazaron. Sin embargo, más tarde, en 1826, sí logró el reconocimiento mexicano del control británico de una parte de Belice (hasta el río Sibún, la mitad del actual Belice) en un tratado que firmó con ese país en dicho año.5
En 1834, tras la abolición de la esclavitud en Belice (1833), el político y diplomático inglés Frederick Chatefield, se convirtió en el nuevo cónsul de Belice, extendiendo unilateralmente la región hasta el río Sarstún, bajo el control del gobierno británico. Sin embargo, el General Francisco Morazán rechazó los límites británicos hasta dicho río. El superintendente de la parte ocupada de la región aprobó el 14 de marzo de 1835 el aumento del territorio fronterizo de Garbutt’s Falls, en el río Belice, cercano a Fallabón, permitiendo a los británicos continuar su avance hasta el río Sarstún/Sarstoon.
Debido al mantenimiento y aumento de la presencia británica en Belice el gobierno de Guatemala aprobó en 1834 el Decreto de Colonización de la Verapaz, ya que los piratas-madereros habían llegado ya al sur-poniente en la Verapaz y por el poniente en Petén.
La República de Centroamérica terminó en 1839, y en la primera Constitución de la República de Guatemala, esa indicó que el país comprende Verapaz, Chiquimula, Sacatepéquez y Guatemala, y los departamentos de Los Altos (incluido a Guatemala por decreto de la Asamblea Nacional Constituyente del 13 de agosto de 1840). El sur de Belice formaba parte de Verapaz.
«La Cámara de Representantes, después de haber examinado cuidadosamente la convención ajusta entre S.E. el Presidente de la República y S.M. la Reina de la Gran Bretaña, el 30 de abril próximo anterior, la encuentra útil y conveniente a los intereses de la República y basada en principios de una sana política, confiando en que se pondrá en ejecución, cuanto antes posible, lo convenido respecto a la vía de comunicación de esta capital a las costas del Atlántico.»
Suscriben, entre otros, José Farfán, José Luna, señor Piñol, obispo de Nicaragua, y José Milla y Vidaurre.Tomado de: Hernández de León, Federico (30 de abril de 1959). «El capítulo de las efemérides: Convención de límites con Belice». Diario La Hora (Guatemala).6
Los británicos reciben apoyo de Estados Unidos, el 19 de abril de 1850, cuando el Reino Unido suscribe con Estados Unidos el Tratado Clayton-Bulwer, ambos se comprometen a no ocupar, fortificar ni colonizar parte alguna de Centroamérica ni ejercer ningún dominio sobre esos países. Sin embargo, el 29 de junio del mismo año, al ejecutarse el canje de ratificaciones, Gran Bretaña declara que tal Tratado no es aplicable “al establecimiento de su Majestad en Honduras ni sus dependencias” (Honduras británica era otro nombre de Belice) y el 10 de agosto de 1852 tomó posesión de la isla de Roatán e islas adyacentes. Estados Unidos reconoció un usufructo pero no un dominio pleno.
Aunque Belice era aún guatemalteca, en 1840 Gran Bretaña creó un Consejo Ejecutivo en Belice; en 1854 Belice tuvo su primera Constitución y una Asamblea Legislativa solo para británicos, excluyendo a indígenas y negros (aunque la esclavitud había sido abolida aún se plasmaba un rechazo hacia esos grupos), y en 1859 apareció la British Honduras Company.4
Sin embargo, bajo los términos del tratado Anglo-Guatemalteco de 1859, Guatemala acordó reconocer a Belice como colonia británica y Gran Bretaña se comprometió a construir una carretera que uniera Guatemala con la cercana ciudad beliceña de Punta Gorda en cuatro años. Sin embargo, la carretera no fue construida ya que las 50 000 libras que Inglaterra debía entregar a Guatemala para su construcción, en vistas del tratado, no le fueron entregadas. Incumplida su promesa, en 1862 Belice fue nombrada colonia de la British Honduras Company, que dependió de Jamaica hasta 1884, en que la colonia pasó a ser gobernada autónomamente. Gran Bretaña impuso entonces, en 1868, un gobierno propio en todo el territorio beliceño ocupado por británicos, y en el año 1871 Belice se convirtió ya, oficialmente, en una colonia británica con el nombre de Honduras Británicas (British Honduras).4
En 1884, debido al incumplimiento del tratado por parte de los británicos, Guatemala reclamó la recuperación del territorio de Belice; y en 1940, Guatemala indicó el carácter nulo del tratado de 1859 porque los británicos no cumplieron con la ayuda económica que prometieron en la cláusula VII del tratado. Más tarde, Belice, tras su independencia en 1981, afirmaría que el tratado no los obligaba a ellos ya que no lo firmó y demandó a la Corte Internacional de Justicia y las leyes internacionales que Guatemala respetara los límites establecidos en el tratado de 1859, aunque el Reino Unido nunca construyó la carretera prometida.
En el año, 1938 el Gobierno de Guatemala publicó el llamado “Libro Blanco”, donde hacía toda una defensa de sus derechos sobre Belice y aún sigue insistiendo que el pequeño territorio de Belice le pertenece sin tomar en consideración los derechos y deseos del pueblo que realmente habita estas tierras.