Por Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra.- Al pleno conocimiento del entorno social obliga el derecho a la información (Art. 6 Cn.), para que el ciudadano, pueda tomar sus propias decisiones políticas, que a la larga, afectarán el rumbo político del país.
Por ahora, con pleno conocimiento de los procesos comunicativos, se pretende, establecer una guía sobre la comunicación, en base al “derecho de expresión de los grupos sociales y la conveniencia popular”, redistribuyendo, en actores nuevos, el espectro de radiodifusión, para restringir o suprimir, los temas inconvenientes: la discusión pública, sobre la delincuencia y otros temas de nuestro pasado histórico, que no son “políticamente convenientes” por ahora, pero que si son reales. Una restricción más que se suma, a ya existente la selección de temas según sea el rating de audiencia.
La Teoría del establecimiento periodístico de temas de discusión (agenda-setting) postula que, los medios de comunicación de masas, tienen influencia sobre el público, al determinar cuáles historias poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia debe dárseles. El fondo de la Teoría, es la capacidad de los medios de comunicación para graduar la importancia de la información que se difundirá, dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y determinada conciencia sobre la noticia.
Del mismo modo, deciden cuales temas deben excluirse de la agenda, e influyendo así, en la opinión pública, que luego será generadora de presión política, y la que se concretizará en leyes y tendencias jurisprudenciales.
El español Manuel Martín Serrano, ha dado un aporte científico a este tema, por medio de sus distintas obras. Nos permite hoy teorizar sobre los efectos de la comunicación en la formación de opinión y, los efectos políticos de las mismas. Resume su pensamiento así: “La comunicación pública es una forma social de comunicación en la cual la información se produce y distribuye por un recurso a un sistema de comunicación, especializado en el manejo de la información que concierne a la comunidad como un conjunto”. En tal sentido analizaremos los efectos de los distintos medios de comunicación, en la opinión pública en El Salvador.
La mayoría de los medios de comunicación masiva, de tendencia liberal, cumplen doble función: a) como empresas mercantiles y b) como entidades con responsabilidad social. En virtud de tal responsabilidad, deben mantener un equilibrio muy difícil: entre las necesidades propias del medio (funcionar arriba de su punto de equilibrio) y satisfacer el interés de la audiencia; propósito que se logra gracias a la observación continua del rating de audiencia o comprobación, del nivel de ventas de la edición impresa. Este modelo de gestión, sería un reflejo fiel de la opinión pública, si no existiesen medios o entidades de Gobierno, que procuran influir en su programación o, en sus líneas editoriales.
Notorio es que en nuestro medio, es casi nulo el periodismo de investigación, sobre todo si se tratase de casos de corrupción estatal pues, aunque muchas veces dichos casos, son presentados por los medios escritos, los callan o disminuyen la cobertura en medios televisivos y radiales, pues son muy susceptibles de ser manipulados políticamente. Más, si afectan a la oposición, su difusión es completa, utilizando hasta los mismos medios estatales: TV 10, TV Legislativa, Radio Nacional, y algunos otros que son pro gobiernista.
Hasta la fecha, no se ha hecho investigación periodística a profundidad, sobre el actual proceso electoral, sino más bien, se ha limitado a dar a conocer las diferentes denuncias sobre fraude electoral; más, luego de conocerse (con escasa difusión) de los entretelones que se están suscitando en el nuevo conteo de votos del Departamento de San Salvador, queda claro que, si la expresión soberana fue emitida libre, igualitaria y secreta, el conteo de los mismos no corresponde a esa realidad, pero por ficción jurídica, se ha establecido una verdad incontrovertible: sólo el periodismo investigador, puede tener capacidad de vencer por medio de la presión política, generada por la opinión pública, la resistencia gubernamental y la certeza jurídica establecida, mediante la activación de los distintos mecanismos jurídicos que a tal efecto existen.
Otro ejemplo del poder de los medios de comunicación, en la formación del pensamiento social, es la moderna apreciación que se hace de las acciones bélicas de nuestro pasado conflicto armado: por el enfoque que de ellos hacen los medios (nacionales y extranjeros) ha cambiado la percepción sobre lo acaecido entre 1970-1992: los testigos de aquella época tienen claro cómo fueron los hechos realizados por la insurgencia y como fueron y por qué, los de la Fuerza Armada, brazo armado de la sociedad y del Estado de El Salvador.
Ahora a cuarenta y cinco años de iniciado tal conflicto, la opinión pública es que tanto el Estado como la Fuerza Armada, fueron violadores de los derechos humanos y gestores de crímenes de lesa humanidad, en defensa de los intereses económicos de la oligarquía criolla; en cuanto a la insurgencia, ésta fue la expresión natural de un pueblo oprimido que se alza en defensa de una agresión generacional, injusta e ilícita. Esta apreciación de los hechos, injusta y falsa, “crea una nueva realidad”, que no concuerda con la realidad histórica nacional, pero que al ser aceptada por gran mayoría, se vuelve incontrovertible.
Sólo es posible revertir la opinión pública, mediante la investigación periodística; responsabilidad que recae en los medios y fuerzas liberales, pues sólo el periodismo de investigación, es el que abre la puerta al debate público y que en definitiva, creará opinión pública verdadera.
La izquierda siempre ha desarrollado la tesis de que la realidad puede cambiarse, cambiando la opinión pública, y que por tal posibilidad, surgieron las diferentes corrientes de pensamiento social, aglutinadas bajo el nombre colectivo de “generación comprometida”. Los liberales por su parte, han seguido la evolución natural de la sociedad, sin preocuparse del aspecto político, mas sí, del Markeing, porque es lo que mueve la producción y el consumo dentro del capitalismo.