Jamón y paellas en Tapas y Vinos

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Decidí pasar almorzando en Tapas y Vinos, ubicado a unos 100 metros del World Trade Center, en la colonia Escalón. El lugar esta instalado en una casa de esquina y francamente desde afuera no es muy llamativo; sin embargo, había quedado de encontrarme con alguien allí.

011316-sangriaPor dentro, el lugar es muy acogedor, tirando a elegante, sin ser pretencioso. Cuenta con tres ambientes diferentes: una sala interna, una pequeña terraza y un jardín. La primera impresión fue buena. Después de un par de minutos mi acompañante llegó y decidimos revisar el menú para ordenar.

Como no teníamos mucho apetito decidimos elegir platos para compartir; ordenamos como entrada una Tapa Ibérica, como principal una Paella Negra y como postre una Crema Catalana, para beber nos inclinamos por una jarra pequeña de sangría.

La bebida llegó de inmediato, en una especie de botella de aspecto agradable, fruta fresca y una cantidad apropiada de hielo. La sangría tenía una proporción atinada de vino, jugo y fruta, de forma que se podía saborear el vino, con una sensación dulce en la boca. Sin duda, muy refrescante y agradable elección. Además el mesero amablemente se ofreció a servir la copa.

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La Tapa Ibérica llegó a nuestra mesa unos 5 minutos después, el plato consiste en rodajas de chorizo español, lascas de Jamón Serrano y Queso Manchego. Si bien es cierto la 011316-paellapresentación es muy sencilla, la calidad del producto es indiscutiblemente de primera; excelentes el chorizo y el jamón crudo, el queso Manchego –que es mi favorito entre los españoles- era un semicurado de oveja inmejorable. Al plato lo acompaña una canastilla de pan, el cual no tiene relación con la calidad de las tapas; definitivamente ese rubro debe mejorarse, porque no se puede disfrutar de alimentos de primera con un pan tan malo. Como diría mi pueblo “es como echarse zancadilla uno solo”.

Unos minutos después llegó a nuestra mesa la Paella Negra, que es un arroz con tinta de calamares, calamares y aceitunas negras; otra vez la presentación era muy sencilla, algo desordenada y la cacerola en donde la servían muy grande, por lo que se miraba una ración muy escasa. Esa primera impresión cambió totalmente al comer: el arroz estaba perfectamente cocinado, el sabor y la textura impecables, el punto de cocción de los calamares exacto. Excelente trabajo en la cocina.

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Al final llegó nuestro postre: una Crema Catalana, que es básicamente la antecesora de la crème brûlée francés, con la diferencia que la crema catalana es más cremosa. En el caso de la que preparan en Tapas y Vinos, podemos decir que está muy bien preparada, particularmente me agrada que el caramelo quemado en la superficie tenga unas tonalidades amargas que contrasten con el dulce de la crema y del mismo caramelo. Un éxito más para la cocina.

Definitivamente la experiencia en Tapas y Vinos es agradable, sus precios son razonables en relación a la calidad de su comida; sin embargo, deben poner más interés en la presentación de sus platos y mejorar la calidad del pan. Su sazón es tan buena que no debería dejar esos detalles a la deriva.

Red Fork otorga cinco Tenedores Rojos a Tapas y Vinos, un buen lugar para compartir con amigos.