Israel: Haifa, a la sombra de una amenaza de guerra

En la frontera de Israel con el Líbano crece el temor a una guerra con Hezbolá. Pero, al mismo tiempo, los israelíes esperan que se dirima de una vez por todas el conflicto

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La ciudad de Haifa, en el norte de Israel, parece por estos días más tranquila de lo habitual. La supuesta calma se ve interrumpida pronto por el ruido de aviones de combate israelíes, que vuelan hacia y desde el sur del Líbano. De tanto en tanto, las alarmas alertan a las ciudades de los alrededores de cohetes lanzados por Hezbolá desde el Líbano.

En Haifa se ha avecindado transitoriamente Jonathan Cohen. Tras los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023, evacuó con su mujer y dos niños pequeños su casa en el kibutz Rosh HaNikra, cercano a la línea de demarcación de la ONU en la frontera con el Líbano.

Una región bajo fuego permanente

Muchos habitantes de la zona temieron entonces que también Hezbolá pudiera tratar de incursionar en comunidades del norte de Israel. Desde esos días, la región ha estado bajo fuego permanente de la milicia islamista aliada de Hamás. Israel reacciona con contraataques en el Líbano. Hezbolá condiciona el fin de los combates a un cese del fuego en la Franja de Gaza, que hasta ahora no se ha materializado.

La semana pasada, el Gobierno de Benjamin Netanyahu declaró que su objetivo era lograr el retorno de los aproximadamente 60.000 israelíes evacuados. El conflicto escaló tras las recientes explosiones de cientos de bíperes y walkie-talkies de Hezbolá y el asesinato de algunos de sus comandantes de mayor rango. El lunes (23.09.2024), la aviación israelí inició una amplia ofensiva contra el sur y el este de el Líbano.

Cohen no ve otra alternativa para enfrentar la amenaza de Hezbolá. «Estamos hartos. Yo vivo desde hace 40 años en el lugar en que nací. En ese lugar nació también mi padre. Mi abuelo fue el que llegó allí. El construyó nuestra casa, el kibutz», contó a DW en Haifa. «Tenemos que resolver el problema, cueste lo que cueste».

En octubre de 2023, el Gobierno israelí ordenó evacuar a los habitantes de una franja de cinco kilómetros de ancho en la frontera con el Líbano. Un año más tarde, la mayoría de ellos todavía vive en hoteles o departamentos alquilados. También la familia Cohen se ha mudado varias veces y ahora se aloja con parientes.

«Hezbolá tendría que desaparecer»

A la pregunta de qué tendría que ocurrir para que se sintiera seguro y pudiera regresar a su hogar, Cohen no responde directamente. «Idealmente, Hezbola tendría que desaparecer del Líbano”, dice, a sabiendas de lo poco realista que eso es.

Desde su infancia, ha visto muchos enfrentamientos con Hezbolá y piensa que la situación tiene que cambiar. «Desde la ventana de mi casa puedo ver una torre de vigilancia de Hezbolá», dice Cohen y agrega: «Su único objetivo es expulsarme de mi casa y de Israel. Quizás quieran simplemente matarme. No tienen otro objetivo. Sería pues mejor echarlos del Líbano, o lograr al menos que se replieguen un par de cientos de kilómetros hacia el norte».

Jonatan Cohen y la corresponsal de DW, Tania Krämer

Cunden los signos de una ofensiva terrestre

Tan solo el lunes, la aviación israelí disparó contra unos 1.600 objetivos, para destruir la infraestructura de la milicia chiíta respaldada por Irán, en los bastiones que posee en el sur del Líbano y en la llanura del Bekaa. Según el Ejército israelí, murió un «gran número» de miembros de Hezbolá. Autoridades libanesas registraron también 150 mujeres y niños muertos. En total, se contabilizaron tras esos ataques 588 víctimas fatales y 1.830 heridos.

También Hezbolá redobla sus ataques contra Israel y utiliza armas pesadas. Medios israelíes especulan desde hace días sobre una posible invasión terrestre, para expulsar a Hezbolá de la frontera.

«Desde hace casi un año, nos vemos confrontados con este tipo de ataques terroristas, cohetes y misiles dirigidos contra civiles israelíes», declaró a DW Nadav Shoshani, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en Kiryat Bialik, donde previamente había impactado un cohete. «En estos momentos, nos estamos centrando en operaciones aéreas para eliminar estas amenazas. Estamos preparados para actuar de otras formas más adelante, para proteger a la población civil».

Israel también alude al cumplimiento de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada tras la guerra entre Hezbolá e Israel en 2006. Ambas partes se acusan mutuamente de violar esta resolución, que estipula, entre otras cosas, que Hezbolá debe deponer las armas y retirarse detrás del río Litani, 40 kilómetros al norte de la frontera.

Al margen de la Asamblea General de la ONU, Estados Unidos, Francia, Alemania y otros Estados pidieron un alto el fuego temporal. La iniciativa fue rechazada por Israel.

Respaldo a la lucha contra Hezbolá

También a Jonathan Cohen le preocupa que la situación pueda seguir escalando. «Estoy consciente de que podría haber una guerra mayor, mucho más devastadora», afirma. «Pero apoyo una operación militar. Por supuesto que yo también tengo miedo, tengo familia, tengo amigos y gente conocida que quizás tengan que ir al Líbano o a Gaza, pero tenemos que resolver el problema de una vez por todas».

De hecho, parte considerable de la población israelí apoya la acción militar contra Hezbolá, como demostró en agosto una encuesta del Instituto Israelí para la Democracia. Según el sondeo, casi la mitad de los judíos-israelíes encuestados están a favor de una operación más profunda en el Líbano, que ataque también las infraestructuras del país. Más de una cuarta parte opinaba que Israel debería reaccionar más agresivamente contra Hezbolá, pero no atacar las infraestructuras libanesas.

Opiniones discrepantes

En Haifa, la supuesta calma se ve perturbada de tanto en tanto por explosiones, cada vez que la defensa antiaérea israelí intercepta cohetes. «Vine aquí y quería comer algo, y de repente oigo explosiones», dice Yoel, que no quiere dar su apellido. «En ese momento hay un poco de caos. Estás un poco perdido y no sabes qué hacer. Pero puedo sobrellevarlo. Esto pasará. Seguimos con nuestras vidas y con el día a día».

Dice que apoya la acción del Gobierno contra el Líbano. «Estoy muy contento de que por fin tomemos represalias. El Gobierno nos está demostrando que se preocupa. Quizá esto acabe con el caos».

Pero también hay otras voces. No todos en Haifa están convencidos de que ésta sea la forma correcta de poner fin al conflicto en Gaza y con Hezbolá. En una esquina, una docena de manifestantes recuerdan a los rehenes israelíes retenidos por Hamás en Gaza. Sostienen carteles con fotos de gran formato y exigen el fin de la guerra. «Nada de esto traerá de vuelta a los rehenes. Y también sabotea cualquier posibilidad de un intercambio de rehenes», afirma Orit, una de las manifestantes que se concentran regularmente en esta calle. «Tenemos que poner fin a la guerra en Gaza, no empezar una nueva».

Reportaje original de DW