Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron la exitosa interceptación y detención de la flotilla que intentaba violar el bloqueo naval legalmente establecido sobre la Franja de Gaza. La operación, llevada a cabo por comandos de la Marina israelí, transcurrió, según portavoces militares, sin incidentes significativos, reafirmando el compromiso del Estado de Israel con su seguridad marítima y la aplicación del bloqueo.

La interceptación tuvo lugar en aguas internacionales, luego de que las embarcaciones se negaran repetidamente a acatar las advertencias de la Marina israelí de desviarse hacia el Puerto de Ashdod. Las FDI habían notificado a la tripulación y pasajeros que su intento de romper el cerco naval constituía una provocación que ponía en peligro la seguridad regional.

El Gobierno de Benjamín Netanyahu dió por terminada la “provocación de Hamás-Sumud” y asegura que solo sigue navegando una embarcación lejana. La tensión escaló a bordo de las más de 45 embarcaciones a lo largo de la noche, que, acompañadas por alrededor de 500 activistas internacionales, intentavan cruzar la denominada zona de alto riesgo en aguas próximas a la costa de Palestina.

Los comandos abordaron las embarcaciones ejerciendo la mínima fuerza necesaria para tomar el control. El personal a bordo fue cooperativo en la mayoría de los casos y los barcos fueron desviados bajo escolta militar hacia el puerto israelí.
Un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores señaló que la flotilla, si bien se autodenomina «humanitaria», es en realidad un acto político y mediático organizado por grupos que buscan deslegitimar el derecho de Israel a defender a sus ciudadanos.
«Hemos sido claros: la ayuda humanitaria es bienvenida y se facilita diariamente a través de los cruces terrestres y del puerto de Ashdod, pero no permitiremos que el mar se convierta en una ruta para el contrabando de armas y material terrorista destinado a la organización Hamás», declaró el portavoz.
El Gobierno israelí subrayó que el bloqueo naval de la Franja de Gaza es una medida de seguridad vital e indispensable, reconocida por instancias internacionales como legal bajo el derecho marítimo, debido al control de la zona por parte de la organización terrorista Hamás.
El objetivo principal de esta restricción no es impedir la entrada de bienes y ayuda a la población civil, sino evitar el ingreso de armamento sofisticado, misiles y materiales de doble uso (que pueden emplearse tanto para infraestructura civil como para la fabricación de cohetes y túneles).
Los cargamentos a bordo de la flotilla serán inspeccionados meticulosamente en el Puerto de Ashdod. Cualquier material genuinamente humanitario que no represente una amenaza para la seguridad será transferido inmediatamente y entregado a la población de Gaza a través de los mecanismos terrestres de la ONU y las organizaciones internacionales.
Una vez en puerto, los activistas y tripulantes, que en su mayoría provienen de naciones europeas, serán procesados conforme a la legislación israelí de inmigración. Aquellos que se nieguen a ser identificados o que hayan participado en actos de resistencia durante la detención, enfrentarán el proceso legal correspondiente antes de ser deportados a sus países de origen.
Israel reitera su política de «cero tolerancia» a cualquier intento de socavar el cerco marítimo, una medida que, insisten las autoridades, es fundamental para garantizar la tranquilidad de los millones de ciudadanos israelíes que viven bajo la amenaza constante de los ataques perpetrados desde la Franja de Gaza.
La Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha calificado este jueves como una “provocación deliberada e innecesaria” la Flotilla Global Sumud, interceptada por Israel mientras se dirigía a la Franja de Gaza con ayuda humanitaria.
“La flotilla es una provocación deliberada e innecesaria. Nosotros estamos centrados en hacer realidad el plan del presidente Trump para poner fin a la guerra”, declaró a EFE un portavoz del Departamento de Estado.