Por Mauricio Eduardo Colorado.-
La situación fiscal de nuestro país ha llegado a niveles escandalosos e intolerables que obligan encontrar una rápida y eficaz solución a tan grave problema. Algunos síntomas se han podido observar desde hace algún tiempo, como la falta de pago de servicios prestados a la nación, como en la provisión de zapatos y uniformes a los escolares, como medida de propaganda electoral, pero que paralelamente golpeó a los manufactureros, que hicieron préstamos para cumplir con el encargo del gobierno, y a muchos se los “comieron” los intereses por la falta de pago oportuna de quien les encargó el trabajo.
En el momento actual el problema del estado ha trascendido a nivel de suprema gravedad nacional porque las Alcaldías se han visto sin los recursos que mensualmente aporta el estado para su sostenimiento.
Para el próximo mes, se tienen que cumplir algunas obligaciones a nivel internacional, que de no cumplirse, ocasionaran un daño gravísimo al país, que caerá a una categoría de “insolvente” que, complicará aún más la situación financiera del país, porque una nación que no cumple sus compromisos en el extranjero, queda en entredicho en el bando de los acreedores, quienes por el riesgo de que no les paguen nuevos créditos, les suben los intereses a los posibles nuevos préstamos, encareciendo para el insolvente, el mercado del dinero.
Esta crisis financiera que nadie quiere, podría explicarse mejor si se hubiere entendido que reduciendo el gasto, se ahorrarían recursos para otras necesidades esenciales o que requieren más urgente atención. Un ejemplo podría ser el caso del famoso escalafón de Salud, que siendo ley de la república, y proviniendo de un acuerdo pasado entre gobierno y trabajadores, ahora se quiere incumplir.
Como resultado de ese incumplimiento, resulta que ahora, los sindicatos resultan “culpables” de que no se atiendan las citas programadas en los hospitales y centros de salud de todo el país. Ciertamente, la población más necesitada de los servicios de salud y de medicinas, es la más pobre, pero consideramos que no es echándose las culpas como se mitigará la problemática de los enfermos.
No es justo ni responsable querer depositar la responsabilidad del incumplimiento del compromiso del escalafón, poniendo a los enfermos como escudos de la irresponsabilidad de quien llegó a tales acuerdos con los trabajadores. (Imagínese mi estimado lector, si así se cumple este compromiso, ¿como se cumplirá para el caso de que el gobierno se adueñe del dinero ahorrado por el trabajador para sus pensiones?) Con este errático proceder, el partido que gobierna, -que desde siempre apoyó y respaldó a los sindicatos contra los patronos- ahora se contradice al fustigar a los sindicalistas que reclaman lo que negociaron con sus ahora patronos.
Nos preocupa que la inminente crisis que se avecina (en realidad ya estamos en ella) no tenga visos de solución.
El gasto público debe – y con súper urgencia- impedir los gastos suntuosos que a diario bajo cualquier excusa se producen, así como los salarios exorbitantes de muchos funcionarios y asesores que en realidad no los merecen. Contrastes como los que ocurren en las múltiples oficinas de transparencia, que permiten que familias enteras tengan sueldos de hasta quince mil dólares entre padre, madre e hijos, son realmente casos que requieren límites de una austeridad racional.
El combate a la corrupción es vital en la actualidad, y el castigo ejemplar para quien se enriquezca ilícitamente no solo es una opción, sino una obligación. Esta próximo el colapso por falta de dinero para pagar salarios y es urgente encontrar una solución real al problema.
Mas crédito significa más deuda, y fabricar papel moneda significa incrementar la inflación, lo que agravaría el problema. Podría ser la hora de reconocer que el sistema capitalista ha dado soluciones a los problemas del socialismo, y que podrían tomarse algunas ideas. En Chile, los gobiernos socialistas que siguieron después de Pinochet, dando su brazo a torcer, sostuvieron algunos principios de la dictadura que funcionaron.
Comments are closed.