El Gobierno de El Salvador intentará discutir el futuro del Estatus de Protección Temporal (TPS) de unos 190.000 salvadoreños con el vice presidente norteamericano, Mike Pence, dijo hoy el canciller, Hugo Martínez.
Martínez aseguró que durante el cónclave, al que asisten los mandatarios de El Salvador, Honduras y Guatemala, “habrá espacios bilaterales” para discutir el tema con el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, y otros altos funcionarios.
Martínez sostuvo que el Gobierno de Salvador Sánchez Cerén no piensa solamente en la prórroga del TPS para mantener a estos miles de salvadoreños en el país centroamericano, sino también “en medidas alternativas, incluso de carácter legislativo”, diferentes al estatus de protección, que proviene del Ejecutivo.
“Tenemos contemplados todos los escenarios” y “en este momento nuestros compatriotas tienen que respetar las leyes, mantener la calma, mantener comunicación con nuestras sedes consulares y abogados”, sostuvo el canciller.
Las declaraciones del canciller salvadoreño se dan luego de varios exabruptos por parte del secretario de Comunicaciones de la presidencia de la República, cuando amenazó al gobierno de Donald Trump con una oleada de migrantes en caso de que los Estados Unidos suspenda el TPS.
El funcionario explicó además que “un buen porcentaje” de los cerca de 190.000 salvadoreños amparados bajo el TPS, que se vence en marzo de 2018, “ya están con todas las condiciones para ascender a otros estatus, como el de residente”, porque tienen cerca de 16 años viviendo “ininterrumpidamente” de manera “regular” en EE.UU.
La Conferencia sobre Seguridad y Prosperidad en Centroamérica, del jueves y viernes próximos, será para hablar de los supuestos logros alcanzados por cada país con la financiación de los Estados Unidos al Plan de la Alianza para la Prosperidad, con el que se busca reducir la migración irregular hacia la nación del norte.
Martínez expuso a la prensa que “la mejor carta de presentación” de El Salvador en la reunión serán los avances en materia de seguridad y la reducción de la llegada de salvadoreños a la frontera sur de Estados Unidos, situación que es producto de las políticas norteamericanas, pero que el funcionario salvadoreño trata de apropiarse para obtener apalancamiento político para su gobierno.
El TPS es un programa temporal que EE.UU. ofrece a inmigrantes indocumentados que no pueden regresar a su país debido a desastres naturales o conflictos civiles y que fue conseguido por primera vez en 2001 por el gobierno del entonces presidente arenero, Francisco Flores y otorgado a El Salvador por el entonces presidente norteamericano, George W. Bush, a raíz de dos terremotos que asolaron el país.
El pasado 2 de junio, el secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, John Kelly, afirmó que existe duda sobre la renovación del TPS a los haitianos, lo que ha generado inquietud entre los inmigrantes centroamericanos.
Ese mismo día, la embajadora de Estados Unidos en El Salvador, Jean Manes, dijo que es “muy temprano” para pensar en la posible suspensión del TPS, pese al discurso antiinmigrante del presidente Donald Trump.
La Alianza para la Prosperidad se acordó entre El Salvador, Honduras, Guatemala y Estados Unidos en 2014, tras la llegada masiva de miles de menores migrantes no acompañados al país norteamericano.
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