Por Eduardo Vázquez Bécker.-(DL). El ex gobernante salvadoreño, ahora también nicaragüense, Mauricio Funes, arremetió contra el presidente Nayib Bukele sugiriendo que este podría estar “drogado” o ser “un verdadero idiota” luego que declarara públicamente que desconocía el liderazgo político del presidente del COENA, Gustavo López.
Aún cuando en forma anticipada pide perdón por sus expresiones hacia el presidente constitucional de la República de El Salvador, Funes no debe olvidar que se está refiriendo a un gobernante legítimo que fue electo abrumadoramente y que como tal merece el respeto de todos los salvadoreños aunque algunos de ellos hayan renunciado a la mitad de su nacionalidad.
No estamos de acuerdo en que Funes llame “idiota” al presidente Bukele ni mucho menos que sugiera que este consume drogas, porque, según la opinión pública, la cosa es al revés. O ya perdió la memoria ?
Para Funes, que se encuentra parapetado en una residencia privilegiada de Managua con el pretexto de que es un perseguido político para eludir la justicia de su país, hay que ser idiota o estar drogado para poner en duda el liderazgo de un dirigente político opositor. Con toda su “viveza” Funes no entendió el mensaje de Bukele.
Lo que en realidad dijo el presidente es que en ARENA se avecina una tormenta política que puede desplazar a las autoridades recién electas y que, debido a esto, no vale la pena interlocutar con quien actualmente ejerce el control de ese partido. Lo que en realidad dijo el presidente Bukele es que en el partido tricolor está pasando “algo” y que por el momento prefiere no tocar temas de Estado ni hacer compromisos políticos con alguien que a lo mejor no va a estar en condición de cumplir su parte.
Que cómo lo dijo ? esos son otros cinco pesos. Bukele tiene su forma personal de hacer y decir las cosas y así lo entiende el pueblo que lo eligió presidente del país.
Por nuestra parte, creemos que sí le incumbe interesarse en los “acercamientos” o arreglos que ARENA haga con otras fuerzas políticas y especialmente con aquellas que él conoce muy bien, por los efectos que estos puedan tener en contra de nuestra débil democracia. Un presidente que ve los riesgos que acechan la convivencia social de la nación que gobierna y no hace nada por impedirlo, no merecería ser presidente. Eso no es ser “idiota” o estar drogado. Eso se llama realismo político.
Funes, con esos aires de superioridad que se da, debiera concentrarse en sus propios problemas y mantener su crítica, aunque mordaz y a veces equivocada, contra nuestras deficiencias judiciales y contra las aguas que corren en los pasillos de la Fiscalía General de la república. Eso, además de ser útil al país, estaría más acorde a su calidad de exmandatario.
El ex presidente Mauricio Funes conoció de primera mano “los arreglos” que se hacen para elegir en segundo grado a los magistrados de la CSJ, FGR, de la Corte de Cuentas de la República, de la Procuraduría para la defensa de los Derechos Humanos. Sabe quiénes son los magistrados y los jueces corruptos que entorpecen la justicia; sabe quiénes son los fiscales que por años se han dedicado a corromper el ministerio público; entonces qué espera para desenmascararlos; Funes tiene una red de informantes que le son fieles y que le suministran a toda hora insumos para su cuenta en twitter para hacerlo. Eso sería un gran servicio para el país y no pasar pendiente de lo que haga o diga el presidente Bukele, por extravagante que le parezca.
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