“No habrá salvamento de personas”, confirmó el portavoz de la fuerza naval argentina.
La Armada argentina ha confirmado hoy que da por concluida la operación de rescate de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, desaparecido en aguas del Atlántico Sur hace dos semanas. “No ha sido posible localizar el submarino y no habrá salvamento de personas”, ha declarado el capitán Enrique Balbi, portavoz de la fuerza naval.
Con el cierre del plan “SAR” (Search and Rescue), la Armada dejará de buscar supervivientes y se centrará exclusivamente en la búsqueda del submarino naufragado con un despliegue diferente de medios y hombres.
“Se extendió el doble el tiempo de posibilidades de rescate (…) y no se encontró evidencia alguna del naufragio en las áreas exploradas”, ha explicado el portavoz de la Armada en una rueda de prensa que se ha retrasado varias veces a lo largo del día.
Ahora comienza la etapa de búsqueda de los restos del submarino en una zona que en los últimos días se restringió a 4.000 kilómetros cuadrados en el área donde se perdió la pista de la nave y donde se registró una explosión tres horas después de la última comunicación con tierra del submarino.
El gigantesco despliegue de medios no ha podido detectar al submarino tras quince días de búsqueda. Una treintena de buques, nueve aeronaves y más de 4.000 hombres de 18 países han colaborado en esa operación de rescate sin precedentes en el Atlántico Sur. Conforme pasaban los días, las esperanzas de los familiares se iban desvaneciendo. El fin de la operación de salvamento acaba con el último haz de luz al que se aferraban.
Balbi, que se limitó a leer un frío comunicado de prensa y a responder unas pocas preguntas, subrayó que el plan “SAR” tiene como misión la búsqueda y salvamento de personas que se encuentran en peligro en el mar con el fin de preservar sus vidas. Ese plan ha finalizado hoy sin éxito después de sobrepasar el tiempo promedio establecido por los protocolos internacionales.
Los rumores sobre el fin de la operación de rescate comenzaron a media tarde, cuando trascendió que el buque Sophie Siem, que transporta al minisubmarino estadounidense con capacidad para rescatar personas, volvía a puerto sin haber entrado en acción. Dos barcos más también abandonaron hoy la zona de búsqueda.
El área de mayor concentración de rastreo se había acotado a 4.000 kilómetros cuadrados. Un círculo ubicado a unos 430 kilómetros del puerto de Comodoro Rivadavia. Una vez reportada una avería en el sistema de baterías de proa, el submarino alteró su misión y se dirigió rumbo a Mar del Plata. Su pista se perdió ese día, 15 de noviembre, en ese área donde también fue detectada una explosión por dos estaciones hidroacústicas. El itinerario del San Juan bordeaba el talud de la plataforma continental, donde se abre una fosa abisal que tiene una profundidad de 6.000 metros.
Un grupo de familiares de los tripulantes han decidido presentarse como querella en la causa que investiga la desaparición del submarino. Para el abogado Luis Tagliapietra, padre del teniente de corbeta Juan Alejandro Tagliapietra, “hay que salvaguardar las pruebas acerca del mantenimiento de la nave y las comunicaciones, y desenmarañar una red de mentiras que es evidente”.
La jueza federal Marta Yáñez, encargada de la causa, ha pedido al Gobierno que le envíe los datos secretos que afectan a la desaparición del submarino. Al tratarse de un buque de guerra, la información relativa a sus movimientos es de carácter reservado. Para la jueza, la desaparición de la nave es “la mayor tragedia naval argentina”.