Francisco decide facilitar el proceso de anulación del matrimonio

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El papa Francisco anunciará este martes los cambios al proceso de la Iglesia católica para anular los matrimonios.

Un breve comunicado del Vaticano no detalla las reformas propuestas, pero Francisco había dicho que obtener las nulidades puede ser demasiado engorroso, largo y costoso -cientos si no miles de dólares-.

“Algunos procedimientos son tan largos y tan pesados”, dijo el pontífice en 2014, “y la gente se rinde”.

Ese sentimiento se apoya en estadísticas.

Solo el 61% de los católicos africanos que buscaban anulaciones en 2012 completó el proceso, de acuerdo con un estudio realizado por el Centro para la Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA) de la Universidad de Georgetown. En el mundo occidental más rico, donde los católicos pueden darse el lujo de contratar a abogados canónicos, el 86% recibió anulaciones.

En Estados Unidos, el 28% de los matrimonios católicos terminan en divorcio, según la Encuesta Social General. La iglesia otorgó cerca de 40.000 anulaciones en 2012, de acuerdo con CARA.

La Iglesia Católica no reconoce los divorcios civiles. En cambio, su teología sostiene que las uniones matrimoniales santificados por Dios son indisolubles.

Las nulidades, disponibles solo a través de los tribunales eclesiásticos, afirman que el contrato de matrimonio fue fundamentalmente defectuoso desde el principio, y por lo tanto no válido a los ojos de la Iglesia. En la década de 1980, la Iglesia añadió otro paso para el proceso, lo que requiere una segunda opinión antes de que se puede conceder una anulación.

Sin una anulación, un católico divorciado que contraiga nuevas nupcias se considera un adúltero y no puede participar en algunos sacramentos, incluyendo la Sagrada Comunión.

Se espera el anuncio del martes signifique un paso más en los esfuerzos de Francisco “para reformar la Iglesia”. El jueves pasado el papa anunció que durante el próximo “Año de la Misericordia”, los sacerdotes católicos de todo el mundo podrán perdonar el “pecado” del aborto. Bajo el derecho canónico, la absolución de ciertos pecados graves, como el aborto, está por lo general reservada solo a los obispos.

Con ambos cambios, Francisco parece estar señalando una “tercera vía” para gobernar la Iglesia en temas espinosos. No está reescribiendo el catecismo, pero está alentando al clero católico a ser más misericordioso y, a veces más flexible, en su forma de hacer cumplir las reglas de la Iglesia.