Familiares de pandilleros demandan mejor trato para presos

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Con amenazas, pancartas y un pliego de demandas en mano decenas de familiares marcharon el miércoles hacia Casa Presidencial para exigir a las autoridades mejores condiciones para los pandilleros presos y sometidos a un régimen especial.

Unas 250 personas, en su mayoría madres y parejas de los delincuentes exigieron al gobierno que elimine las medidas extraordinarias puestas en marcha en siete cárceles del país donde están recluidos miles de terribles pandilleros a los que les han suspendido los privilegios penitenciarios para evitar que sigan ordenando homicidios y otros delitos como la extorsión desde sus celdas.

“Los pandilleros pedimos: Campaña de salud médica, paquetes de uso personal e higiénico completo, visitas a familiares”, se podía leer en un cartel que un grupo de mujeres portaba al frente de la marcha.

“Nuestros familiares tienen derechos como todos y exigimos que se nos permita verlos, que podamos llevarles ropa, comida”, dijo a periodistas una mujer.

Las mujeres también reclamaron el derecho a la visita íntima suspendida por las autoridades de la Dirección de Centros Penales.

Las autoridades sostienen que las órdenes de homicidios, extorsiones y otros delitos salen de las cárceles donde guardan prisión los principales cabecillas de las maras o pandillas, pero sus familiares dicen que se les están violando sus derechos y que algunos están enfermos y no reciben medicamento.

“Queremos ver a nuestros hijos”, gritó otra mujer. “Tengo más de dos meses de no verlo, no sé cómo está de salud”, agregó.

Los manifestantes fueron protegidos por policías durante su recorrido. Minutos antes, agentes de la Unidad Anti Motines (UMO) golpeaba y arrastraba lejos de la Casa Presidencial a la activista de derechos civiles Bessy Rios, negándole su derecho de libre expresión.

Luego de una matanza de 11 trabajadores cometida por pandilleros y que estremeció al país, el gobierno puso en marcha una serie de medidas extraordinarias incluidas la declaración del estado de emergencia en siete cárceles y el aislamiento de los cabecillas de estos grupos criminales.

Después la Asamblea Legislativa aprobó un paquete de medidas que afectan al sistema penitenciario y autorizó a las autoridades a someter a aislamientos severos a estos criminales.

El gobierno también desplegó un contingente de 1.000 soldados y policías de las fuerzas de élite para buscar y desmantelar los grupos de pandillas que han emigrado a las zonas rurales, donde en las últimas semanas se han registrado enfrentamientos armados con las fuerzas gubernamentales. Estas unidades especiales tienen como misión perseguir a unos 100 cabecillas de las pandillas para neutralizar su actividad de liderazgo.

A su vez desplegaron fuerzas combinadas para recuperar y controlar los territorios asediados por las pandillas en los 10 municipios donde se registran mayores hechos de violencia.

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