El mundo empresarial de El Salvador y Centroamérica está de luto tras la noticia del fallecimiento de Ricardo Poma, a sus 79 años, una de las figuras más influyentes y emblemáticas del sector privado en la historia reciente de la región. Su muerte marca el fin de una era, dejando un legado que va más allá de los negocios, tocando la educación, la filantropía y la diplomacia. Poma, cuyo nombre es sinónimo del desarrollo empresarial en El Salvador, fue un líder visionario y un constructor de instituciones.
Hijo del reconocido empresario salvadoreño Luis Poma y nieto del migrante Bartolomé Poma, Ricardo asumió el liderazgo de lo que se convertiría en uno de los conglomerados más importantes de Centroamérica. Bajo su dirección, el Grupo Poma diversificó sus operaciones más allá del sector automotriz, la hotelería, el sector inmobiliario, la industria y los servicios financieros.
Una de las jugadas más audaces y exitosas de Poma fue la expanción de la cadena hotelera Real Hotels and Resorts por toda la región y que se convirtió en un pilar de la industria turística. De igual forma, su crecimiento en el sector inmobiliario con el desarrollo de centros comerciales y proyectos residenciales más allá del camino iniciado por su padre, don Luis, redefiniendo el panorama urbano de las principales ciudades de Centroamérica.
La filantropía como pilar de su legado
Más allá de los negocios, el legado de Ricardo Poma está profundamente ligado a su visión de responsabilidad social. En 1982, en medio de la guerra civil, fundó la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES). Esta organización se convirtió en una de las instituciones de pensamiento y análisis económico más respetadas del país, contribuyendo al debate público y a la formulación de políticas que promovían el libre mercado y la inversión.
Sin embargo, su mayor contribución a la sociedad fue la fundación de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) en 1994. Con una visión de formar a los líderes del futuro, la ESEN se convirtió en una de las universidades privadas más prestigiosas de El Salvador y la región, formando a una nueva generación de profesionales con un enfoque en la ética y la competitividad. Poma creía firmemente que la educación de calidad era la clave para el desarrollo del país.
Un líder que abogó por el diálogo
A lo largo de su carrera, Ricardo Poma fue una figura que buscó el diálogo entre el sector privado y el gobierno. Aunque a menudo se encontraba en desacuerdo con las políticas económicas de los gobiernos de turno, su postura siempre fue la de la colaboración y el debate constructivo. Fue un defensor incansable de la inversión, la libre empresa y la estabilidad económica.
La muerte de Ricardo Poma deja un vacío en el mundo empresarial de El Salvador. Su visión, su ética de trabajo y su compromiso con la educación y el desarrollo de su país serán recordados como el mayor legado de un hombre que, más allá de construir un imperio de negocios, construyó una plataforma para el progreso de su nación.