LUIS ENRIQUE CONTRERAS REYES / POLITÓLOGO Y CONSULTOR EN SEGURIDAD.
Luego de la guerra que vivió nuestro país, los gobiernos que le siguieron se enfocaron específicamente en la reconstrucción de toda la infraestructura dañada por el FMLN, lamentablemente no se le puso atención a la disgregación familiar que dejó el conflicto armado, donde muchísimas familias quedaron escindidas; una cifra considerable emigró y otros tristemente perdieron a sus parientes en la guerra.
Estos elementos se convirtieron en terreno fértil donde germinaron y crecieron las estructuras criminales como las maras y pandillas. En los años noventa los gobiernos de turno nunca dimensionaron como se acrecentaría esta problemática y la mutabilidad que lograrían estos grupos delincuenciales y que hoy en día se han convertido en el principal problema a resolver para garantizar la seguridad pública a todos los salvadoreños. Se tuvo la experiencia nefasta de la tregua entre maras y pandillas en el 2012, comandada por el gobierno de Mauricio Funes y compañía.
En esta iniciativa se brindaron una serie de beneficios políticos y económicos a los criminales, que tuvo como resultado su fortalecimiento político y económico; permitiéndoles de esta manera elaborar un andamiaje de una estructura criminal, la cual se ha ido ramificando y expandiendo a más zonas de nuestro pais, fluctuando con delitos como: asesinatos, desplazamientos forzados y extorsiones, siendo este último flagelo el que oxigena sus finanzas y fortalece su musculo criminal.
El gobierno de Nayib Bukele busca retomar la seguridad pública de lleno, el despliegue territorial que táctica y operativamente ha realizado la PNC y la Fuerza Armada en zonas específicas de alta criminalidad ya está dando frutos. Las estadísticas de la PNC demuestran que en el primer mes de gestión de Mauricio Funes fueron 370 homicidios, en el de Salvador Sánchez Cerén los asesinatos fueron 372 y en Junio del 2019 en el inicio de gestión de Nayib Bukele fueron 231 homicidios.
Evidentemente tenemos una reducción considerable en esta analogía con los dos últimos mandatarios. Junio del 2019 es el segundo mes del año con menos homicidios, esto demuestra de como sitiar zonas de alta criminalidad ha impedido y limitado la operatividad criminal, así como también las medidas en centros penales donde la comunicación de los reclusos se ha cortado hacia el exterior y se han trasladado y mezclado a pandilleros rivales; logrando con ello limitar su accionar delictivo. Esto corresponde a la , sin embargo, la II fase es más amplia y compleja, la que llevará más tiempo en obtener resultados concretos debido a que requiere de un proceso donde se sistematizan diversas prácticas para prevenir la violencia y donde diversas instituciones del Estado intervienen. El presidente Bukele anunció la creación de la Unidad de Reconstrucción de Tejido Social que permitirá coordinar con los Ministerios la entrada a los territorios más golpeados por la delincuencia.
Se trata de un modelo de seguridad con un enfoque interinstitucional, comunitario y de cooperación, es decir, es el despliegue territorial del Estado mediante la participación activa de los ministerios de Educación, Salud, Cultura y Vivienda, para entrar a los territorios del país que más han sido dañados por la delincuencia durante las últimas décadas. “Vamos a entrar a las comunidades en riesgo con educación, salud, vivienda, empleos y oportunidades. Para ello creamos la unidad de Reconstrucción del Tejido Social que estará dentro del Ministerio de Gobernación”, detalló el Presidente, Nayib Bukele Desde hace mucho en mis análisis había planteado la necesidad de trascender a un modelo de seguridad ciudadana y es grato presenciar de como el actual gobierno lo está llevando a cabo. Esperemos que estas estrategias sean perdurables en el tiempo y lograr con ello un mejor país.