El gobernador de Misuri (Estados Unidos), Eric Greitens, detuvo la ejecución por inyección letal que estaba programada para este miércoles de Marcellus Williams, un preso negro condenado por apuñalar a una mujer periodista en 1998 durante un robo, para analizar nuevas pruebas de ADN. La orden llegó a solo cuatro horas de ejecutarse la pena capital.
“Una sentencia de muerte es el castigo último y permanente. Para llevar a cabo la pena capital, la gente de Misuri tiene que tener confianza en el juicio de culpabilidad”, señaló Greitens en un comunicado con el que decidió suspender la ejecución de Williams, de 48 años.
El abogado de Williams, Kent Gipson, solicitó al Tribunal Supremo del Estado que considerase nuevas pruebas de ADN que, según él, muestran que el reo no fue el autor de la muerte de Lisha Gayle, una experiodista del diario local Saint Louis Post-Dispatch. “A la luz de la nueva información”, Greitens ha designado un Consejo de Investigación para revisar el caso.
El ADN de Williams no concuerda con el de la sangre encontrada en el cuchillo con el que mataron a Gayle. El hallazgo se ha producido tras aplicar nueva tecnología para el análisis de ADN que no estaba disponible en el momento de la condena de Williams, en 2001.
“La evidencia física, particularmente la nueva evidencia de ADN, exonera al señor Williams”, dijo Gipson en su recurso ante el Tribunal Supremo de Misuri, que ya había pospuesto su ejecución previamente, en 2015.
Estados Unidos ha ido reduciendo paulatinamente el número de ejecuciones en los últimos años, desde el récord histórico de 98 en 1998. En 2016, aplicó la pena capital a 20 presos, y en lo que va de 2017 lo ha hecho a 16.