Parte de las amenazas naturales a las que se encuentra expuesta Guatemala es a la actividad volcánica de los colosos de Fuego, Pacaya y Santiaguito, misma que se mantiene bajo constante vigilancia por parte del Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
En las últimas horas cada uno de estos volcanes ha presentado diversos tipos de actividad, de acuerdo con el informe más reciente dado a conocer por el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) este miércoles 5 de julio.
Volcán de Fuego
Registró una fumarola de color blanco en el cráter a 300m de altura. Se han efectuado, explosiones débiles y algunas moderadas en un rango de tres a cinco por hora, acompañados de ceniza a una altura de 4,500 msnm (14,763 pies) dispersándose al oeste, noroeste, aproximadamente a 20 km. Algunas explosiones acompañadas de avalanchas débiles en dirección a las barrancas Ceniza, Santa Teresa. Caída de ceniza en Panimache, Morelia, Santa Sofía y otras en esta zona.
Los pronósticos de lluvia en la zona volcánica, se mantienen, principalmente por la tarde y noche, por lo que la probabilidad de continuar desarrollándose lahares es alta principalmente en las barrancas Las Lajas, Ceniza y Santa Teresa así como en otras alrededor del volcán, por lo que se deben tomar las precauciones del caso principalmente en los pasos de vehículos.
Volcán Santiaguito
Por la noche y madrugada se ha observado abundante incandescencia en el cráter y en el flanco suroeste, acompañado de fumarola moderada de 700m de altura sobre el cráter. Por la mañana se ha observado explosiones débiles y moderadas, expulsando columnas de ceniza fina en dirección oeste, noroeste a una altura de 3500 msnm.
La actividad de extrusión de lava al rededor del cráter, con avalanchas al oeste, suroeste, sur del domo, formando en ocasiones flujos piroclásticos de corto alcance. El flujo de lavase mantiene activo principalmente por los flancos. Pulsos de Flujos Piroclásticos dentro del cauce del rio San Isidro. Debido a la actividad descrita se recomienda no acercarse al área de los domos.
Las lluvias intensas persisten en la cadena volcánica por lo que se pueden generar lahares por cualquiera de los ríos como Nimá I, Nimá II, Tambor que descienden desde el volcán y que se unen al rio Samalá.
Volcán de Pacaya
La gente observa cómo fluyen corrientes de lava al rojo vivo durante una erupción del volcán Pacaya en el municipio de San Vicente de Sales en la región de Escuintla, Guatemala, el 8 de mayo de 2021. (REUTERS/Luis Echeverria)
Por momentos se observó el cráter Mackenney con fumarola blanca, compuesta principalmente por vapor de agua, la columna se desplaza al oeste del complejo volcánico. No se ha registrado emisión de ceniza ni expulsión de material incandescente. Las estaciones sísmicas de INSIVUMEH registran eventos asociados a desgasificación.
Guatemala y sus volcanes
Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las zonas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
Aunque en Guatemala se han identificado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) reconoce únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las discrepancias, actualmente son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de la observación de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
El más activo de Centroamérica
Vista del volcán de Fuego desde Puente Las Lajas, Guatemala, el 12 de diciembre de 2018. (AP Foto/Santiago Billy, Archivo)
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor relevancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala, y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos destruyeron parte de la vegetación de los alrededores y sepultó parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 desaparecidas y 600 heridos; así como dos millones de habitantes afectados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción generando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en poblado de 45 kilómetros a la redonda.