El “síndrome” que convierte a las personas en zombies

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Se viralizó un desopilante video que se burla de la adicción al celular. ¿Hasta dónde puede llegar la necesidad de estar conectados todo el tiempo? El hilarante clip muestra “la solución” para que la gente pueda permanecer, las 24 horas, sin levantar la vista de la pantalla.

El video de un perrito corriendo, un mensaje de WhatsApp, un mail laboral o una selfie nueva en Instagram. Son miles los motivos para mirar el celular 100, 200 y hasta 300 veces por día. Da miedo despegarse de la pantalla porque si uno lo hace podría quedar desconectado de ese universo digital, cada vez más grande y absorbente.

Hace unos días se viralizó en las redes un video humorístico que se presentó en el talk show Conan, que se emite por el canal TBS, en Estados Unidos. El clip muestra un supuesto servicio llamado Manos guías, por medio del cual “personal especializado” se encarga de guiar a quienes circulan por la vida sin despegar, ni un segundo, la vista de la pantalla de sus teléfonos.

“Déjenos navegar su mundo, para que usted puede navegar la web”, dice la voz en off, mientras muestra un panorama que no difiere mucho del paisaje cotidiano que nos rodea: individuos absortos en sus celulares cuando caminan, están en un bar o incluso al conducir.

La desopilante publicidad de este supuesto servicio le promete al usuario que “ya nunca más tendrá que levantar la vista del teléfono”. Y cierra ese mensaje con una imagen más que elocuente: un hombre y una mujer, cada uno en una punta de la cama, navegan por sus respectivos teléfonos.

Están inmóviles, como zombies, mirando sus móviles. Mientras tanto, entre ellos dos, en el medio de la cama, se ve una pareja de “manos guía” que se mueve, con fervor, debajo de una colcha.

La pareja de zombies no se molesta en levantar la vista porque, tan absortos están en su mundo paralelo y virtual, que ni siquiera notan que, entre ellos, hay otros dos. Y mucho menos notan que esos otros dos están teniendo sexo.

No sé si terminaremos olvidándonos del sexo para siempre, y con asistentes personales guiándonos por la ciudad; pero lo que sí es seguro es que el panorama (triste, patético, estresante y preocupante) que se presenta en el video, donde se ven personas adheridas a su celulares no dista mucho de la realidad. Tan grande es la dependencia que genera el teléfono que ya hay un término para hablar de ello: nomofobia o miedo a estar sin el móvil encima.

Basta hacerse unas pocas preguntas para saber si uno padece de este mal, tan propio de la época: ¿sufre cuando sale sin el celular o se está por quedar sin batería?; ¿ingresa varias veces al día a todas las redes sociales aún cuando no haya recibido una notificación que indique haya alguna novedad?; ¿lleva la mayor parte del tiempo el teléfono en la mano?; ¿lo deja en la cama, junto a usted, mientras duerme?. Y cuando se despierta a la mañana (incluso antes de levantarse de la cama), ¿el móvil es lo primero que busca y revisa?

Si respondió que sí a todas o la mayoría de las preguntas, entonces seguramente usted es víctima de este síndrome que genera zombies y que tiene implicancias en la salud tales como estrés, ansiedad y fatiga crónica. Porque no hay forma de que el cerebro esté atento y conectado las 24 horas.

Cualquier intento por querer llevar adelante esa “odisea tecnológica” será contraproducente. Hasta puede ser peligroso para el entorno. Caminar y conducir mirando la pantalla del celular deriva, más temprano que tarde, en accidentes viales. Y en caídas y tropezones. Porque quien no mira por donde anda…difícilmente llegue ileso a destino. Por otra parte, seguramente uno se pierda de disfrutar del camino.

Tampoco hay que olvidarse del impacto que esta adicción tiene en las relaciones afectivas. ¿Acaso puede prosperar algún vínculo mediado por una pantalla? A mí me resulta difícil pensar que sí. Creo que todavía somos muchos los que necesitamos cruzar miradas, interpretar muecas y compartir caricias. Al menos yo disfruto mucho más el Tête à tête que el “pantalla a pantalla”.

No creo que las nuevas tecnologías sean la encarnación del diablo, ni que haya que tirar el celular por la ventana, pero quizá sería bueno, de a ratos, desintoxicarse, y alejarse un poco de las redes, los videos virales, los chats y las noticias que ocurren en ésta y todas las otras galaxias cercanas o lejanas.

Tal vez sería bueno implementar Il dolce far niente o el placer de no hacer nada. No todo el tiempo y en todo momento. Pero de a ratos. Es conveniente. O recomendable. O, más bien dicho, necesario. Casi imprescindible, diría, para cuidar la salud (física y mental) así como los vínculos afectivos, laborales, sociales y de todo tipo.

Probemos dejar de mirar el celular todo el tiempo y en todo momento. Apartemos la vista de la pantalla del móvil cuando estamos en el cine, viendo una obra de teatro, compartiendo una cena, charlando con amigos o descansando el fin de semana. Volvamos a mirarnos a los ojos. Volvamos a mirar el cielo, las baldosas y las cúpulas. Volvamos a conectarnos.