Parece que en la política, como en la guerra, todo vale. La mentira se está trivializando y normalizando en la vida política mundial, pero especialmente en El Salvador.
Es una situación muy preocupante, tanto por su permisivismo moral como porque atenta contra la democracia. Contrasta mucho con la importancia que se le daba a la sinceridad en «los tiempos de antes», por lo que el que era atrapado en una mentira era considerado persona no fiable. Utilizar por sistema la mentira como arma y herramienta política denota, como mínimo, falta de imaginación y de argumentos y por lo general falta de instrucción superior.
La mentira es una expresión contraria a lo que se piensa. Para san Agustín, la mentira consiste en «decir falsedad con intención de engañar». El valor ‘verdad’ favorece las relaciones humanas, mientras que el antivalor ‘mentira’ deteriora la convivencia.
En algunos ambientes salvadoreños la verdad y la sinceridad ya no se consideran valores, sino un estorbo. Desde la máxima magistratura del país la pobleción en general es testigo diario de la ‘cultura de la mentira’ en la que la mentira se utiliza como estrategia y herramienta política. Ello es reflejo de un presidente de la República y sus adeptos que consideran que importa más aparentar que ser.
Nayib Bukele, sus asesores, ministros, diputados y legiones obedientes en el Órgano Judicial, son expertos en a ‘mentira emocional’ denominada posverdad que cada día tiene más presencia social y política. En 2016, el diccionario de Oxford reconoció ese término como la palabra del año, por el amplio uso que se le estaba dando en el ámbito político. La posverdad es la distorsión de una realidad en la que los hechos objetivos pesan menos que la apelación a las emociones personales. Muchas personas dicen «yo siento» en lugar de «yo pienso»; también «siento que eso es verdad». Para algunos autores, lo que mejor caracteriza a la posverdad es el desprecio de la verdad. Ello crea un vacío que está condenado a llenarse con fábulas.
Los argumentos que se prtesentan en este editorial son científicos e indiscutibles, de ahí la certeza que tanto funcionarios públicos como correligionarios de la tolda cian de Nuevas Ideas los despreciarán ipso facto ‘por el hecho mismo‘, pero utilizando la frase coloquial, «lpara prueba un botón» mencionaremos las últimas mentiras, garrafales, de Nayib Bukele y de Ernesto Castro, presidente del Congreso de El Salvador:
Nayib Bukele finalizó su visita de Estado a la República Argentina, con reuniones de alto nivel en el Senado, la Cámara de Diputados y la Corte Suprema de Justicia, donde expuso una ‘supuesta’ transformación de El Salvador con resultados históricos en seguridad pública y, de manera desvergonzada habló de la recuperación económica que los ciudadanos salvadoreños desconocen.
El jefe de Estado tuvo el descaro de aseverar ante importantes personalidades de la política argentin y medios de prensa que en El Salvador «No hay desempleo en agricultura, no hay desempleo en construcción, no hay desempleo en turismo».
Además, aseguró que no hay suficientes trabajadores para la agricultura y reiteró que en esos tres rubros no hay desempleos.
«Tenemos que importar trabajadores de Honduras y de Nicaragua porque ya no hay albañiles, soldadores, trabajadores de la construcción salvadoreña, todos los que existen están contratados, no tenemos suficientes trabajadores en la agricultura, ya están, no hay desempleo en agricultura, no hay desempleo en construcción, no hay desempleo en turismo», aseguró Bukele, dejando estupefactos a los salvadoreños que han tenido que sufrir horas interminables de una abusiva ‘Cadena Nacional de Radio y Televisión’.
Bukele dijo a los senadores que para «ver el cambio económico» es poco a poco y aseveró que una mejor economía «trae los recursos para hacer mejores escuelas, mejores hospitales, mejor infraestructura pública», mezclando mentiras con medias verdades.
Las palabras del presidente salvadoreño vienen a acompañar promesas como el Aeropuerto y Tren del pacífico, Bitcoín City, el Hospital Rosales, eliminar la Partida Secreta, extraditar a Mauricio Funes, nuevas sedes para la Universidad de El Salvador (UES), apoyo a la CICIES para acabar con la corrupción, 5 mil nuevas escuelas, etc.
Por otra parte, el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, anunciaba una reducción de presupuesto en el Legislativo, «Vamos a trabajar con 1,000 plazas menos», dijo.
Según Castro, para el Órgano Legislativo solicitarán un presupuesto con una disminución de $7.2 millones ($7,242,800) con respecto al presupuesto de 2024; «una diferencia con relación a aquellas Asambleas anteriores de $18,621,308 para ser exactos», dijo, refiriéndose a la unidad de remuneraciones y evitando mencionar que los datos eran comparados a 2021, cuando él era ya presidente de la Asamblea Legislativa.
«Vamos a seguir haciendo historia con la transparencia y con la responsabilidad del manejo público», aseguró el funcionario, arrancando las sonrisas vedadas de los presentes y de los miembros de la prensa.
Es muy importante fomentar el amor a la verdad desde edades tempranas, porque sin ella ni seremos libres, ni sabremos distinguir lo verdadero de lo falso, ni nuestra vida tendrá coherencia y sentido.