El Manchester City da una estocada la Premier League ganando en casa de Mourinho. Allí donde el portugués hacía 40 partidos que no perdía, los discípulos de Guardiola llegaron para ser superiores y llevarse tres puntos que los elevan aún más en la Premier League. 11 puntos les separan del segundo, el propio United. Esta Premier solo la puede perder el City.
El guión del partido, irónico, quiso que los de Guardiola se llevaran la victoria gracias al balón parado. En dos jugadas afortunadas, con rebotes y balones muertos en el área, David Silva y Otamendi profanaron la portería de De Gea. El United, pobre y superado, tuvo fogonazos de esperanza con el empate de Rashford, que duró poco, y con la ocasión final: una doble llegada para Lukaku y Mata que salvó Ederson de forma milagrosa.
El movimiento de Guardiola en la alineación fue Raheem Sterling. El técnico apostó por situar al inglés de falso nueve, desplazar Gabriel Jesus a la banda, y explotar su inquietud de Sterling a la espalda del doble pivote Ander-Matic. El damnificado fue Agüero, que ni jugó. Lo mejor para el United del primer periodo fue que sus rivales no avasallaron en ocasiones. Lo peor, que fueron totalmente dominados. Mourinho sorprendió con un equipo más ofensivo de lo esperado, con tres mediapuntas por detrás de Lukaku, pero sus líneas fueron incapaces de conectar para explotar la contra.
Dos tiros flojos de Sterling y Gabriel Jesus fueron las primeras muestras de peligro del partido, que empezó a abrirse en el tramo final del primer tiempo con gran aviso de Leroy Sané. Escorado en el área, se bastó de un rápido quiebro para fusilar a De Gea, que respondió con una gran mano mandando el balón a córner. En el mismo servicio llegó el primer tanto. Un córner servido por De Bruyne que acabó con el balón muerto en el área pequeña. Por ahí deambulaba David Silva, que solo tuvo que acompañar el balón a la red per dar el primer golpe.
El gol se intuyó como un golpe muy duro para el United, incapaz de poner argumentos futbolísticos para inquietar al City, aunque siempre preparado para aprovechar los regalos. Y así lo hizo. La concesión de los jugadores de Pep llegó al borde del descanso, en un grave error de Delph. Un centro local desde tres cuartos de campo acabó llegando a la zona del lateral, que dudó a la hora de despejar y dejó a Rashford a merced contra Ederson. Cañonazo cruzado, alegría en Old Trafford, e igualdad en el electrónico al descanso.
La segunda mitad arrancó con los cambios obligados de Rojo y Kompany, que por lesiones dejaron sus sitios a Lindelof y Gündogan respectivamente, y pese que el United salió algo mejor que en los primeros 45 minutos, el Manchester City tardó poco en volver a desequilibrar la balanza. De nuevo a balón parado, esta vez una falta lateral, los ‘sky blue’ aprovecharon la falta de contundencia de Lukaku en el despeje. Este rebotó en la espalda de Smalling, y el balón quedó botando como un caramelo para Otamendi. El central argentino, en una acción calcada a la del gol de Silva, lo remató a gol sin oposición.
El segundo gol dejó al United anestesiado por unos minutos, en los que los ‘citizens’ encontraron espacio para pisar área. Silva y Gündogan fallaron en el último pase, y De Bruyne obligó a De Gea a sacar su mejor versión con una mano al suelo para mantener a los suyos en el partido. Mourinho reactivó a los suyos con la entrada de Ibrahimovic y Mata, y los diablos rojos se entregaron al juego directo y los balones colgados.