El hotel de los 50.000 libros

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Una atmósfera casi mágica envuelve un viejo convento del siglo XVIII de Óbidos, una pequeña localidad portuguesa situada a algo más de 70 kilómetros de Lisboa. Las paredes del edificio, uno de los más emblemáticos de la ciudad, en su día testigos del ir y venir de una comunidad de religiosas, hoy albergan un singular hotel que hace las delicias de los amantes de los libros.

Con un nombre de lo más elocuente, The Literary Man, el establecimiento se ha convertido desde su apertura en el mayor hotel literario del mundo. Cuenta con una variada colección de 50.000 títulos, aunque el objetivo de su promotor, el escritor Telmo Faria, es alcanzar en un horizonte cercano los 100.000 volúmenes, gracias a acuerdos con editoriales y a donaciones de particulares.

A primera vista, uno podría creer que se encuentra en una biblioteca, una librería o un centro cultural. Y es que las paredes del bar, el hall, los pasillos, el restaurante, e incluso las habitaciones están repletas de libros de temática tan diversa que abarca desde los clásicos portugueses, a la novela negra, pasando por la literatura infantil o la poesía universal.

Alojarse en el The Literary Man es estar permanentemente rodeado de un mar de libros. Sus huéspedes pueden disponer de ellos a placer cuando saborean un F. Scott Fitzgerald, un Moby Dick, un William Faulkner o un Gran Gatsby, algunos de sus particulares cócteles literarios, e incluso pueden comprar los ejemplares que se encuentran a la venta.

El disfrute literario no se limita a los espacios comunes. Algunas de las habitaciones, decoradas con materiales ecológicos, están dedicadas a escritores célebres, entre los que no podrían faltar los grandes autores portugueses.

Óbidos ciudad de la literatura

Uno podría preguntarse el porqué de un hotel literario en una pequeña localidad medieval amurallada cerca de la costa atlántica. La respuesta es sencilla: en Óbidos los libros son los grandes protagonistas.

Declarada Ciudad Literaria por la Unesco en 2015, cuenta con librerías en rincones de lo más insólito como la Livraria de Santiago, situada en la antigua iglesia de Sao Tiago, la Livraria do Mercado, o la Livraria da Adega, que permite, además, la degustación de vinos.