Por Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
El alza al salario mínimo, vigente para este año, tiene como fin la consolidación electoral del partido gobernante; no es el reflejo de la realidad económica del país. Esta alza, en contraste con la imposibilidad de dar cumplimiento al alza salarial estatal (aplicación del escalafón), ya planificada para el presente año, ha creado un malestar social, acrecentando la inestabilidad política y produciendo impacto económico en las industrias que operan en el punto de equilibrio; complicando aún más, la situación económica nacional. Es primer síntoma, la exclusión de ARENA de la mesa de dialogo con el Gobierno, en relación al presupuesto y asuntos económicos.
No será la gran industria de servicios impactada directamente, pero sí lo serán, el sector maquilero, la PYME y el sector informal. El sector agrícola, tanto el cafetalero como el cañero y lechero, serán impactados en sus producciones respectivas, ya que éstos operan, dentro del punto de equilibrio. Aunque el sector cañero, para compensar el alza salarial, podría solicitar un cambio en el precio interno del azúcar que, por razones políticas, no sería autorizado, ni se permitiría una participación del productor, en el proceso de generación de energía, El cafetalero no tiene forma de ajustar sus costos, salvo sacrificando la renovación del parque cafetero, pues los precios, dependen de la Bolsa de Nueva York. La industria lechera, sólo opera en un 15% mediante procesos industriales y, un alza en el costo de los no industrializados, por tratarse de producciones familiares de subsistencia, pondría en riesgo la producción de derivados lácteos.
Los grupos que encabezan el descontento contra el gobierno, pertenecen a los sindicatos gubernamentales que no recibirán los aumentos pactados y, los que se suman los sindicatos de empresas, que no quieren ver a sus afiliados, despedidos por causa de competitividad de la empresa y además, los sectores que han sido afectados por el Gobierno en su incumplimiento de pago: proveedores y sectores subsidiados. A todos, como es natural, se sumará la empresa privada, aunque la iniciativa sea de los sindicatos, que han planteado dentro de sus demandas, la moratoria por diez años, de la deuda externa, lo cual provocaría otros problemas.
Cuando en el 2001, Adolfo Rodríguez Saa, Presidente de la Argentina, anuncio que el Estado suspenderá el pago de la deuda externa (y esos fondos) serán utilizados para los planes de creación de fuentes de trabajo y progreso social”, sumió a dicho país, en la mayor crisis económica de su historia.
Tal sucedería, si nuestro Gobierno, se fuese por tal vía, más; se está considerando primeramente, mantener la comisión que estudie la derogatoria de la Ley de Integración Monetaria, para con ello, contener el descontento de la empresa privada y que ésta, no se sume a lo ya planteado por los grupos de izquierda descontentos con el Gobierno y, a los cuales, recientemente, se han sumado: los veteranos del conflicto armado, siempre por ofrecimientos no cumplidos por el Gobierno. El problema del FMLN es que no puede atacar abiertamente y en conjunto, a todos estos sectores, sin sufrir negativo efecto electoral. Entonces buscará una solución que sea compatible con sus propuestas.
El salario mínimo podría aumentarse aún más, si hubiese planes claros de un desarrollo económico a largo plazo, seguridad jurídica y plena libertad económica. Lo mismo que piden los inversionistas extranjeros, solicitan los locales. No es posible un aumento salarial, en la situación social actual: se obliga en el campo, a poner en planilla a miembros de la mara de la zona o se limita el libre tránsito laboral, por residir y laborar en territorios controlados por pandillas rivales.