Después de 54 años, seis meses y 17 días Estados Unidos y Cuba abren embajadas

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Por Eduardo Vázquez Bécker.-

El aviso de que este lunes, 20 de julio, a las 00:01 de la madrugada y pese a todas las diferencias, Washington y La Habana abrirían embajadas, se convertirá definitivamente en una de las noticias más políticas en más desde hace medio siglo.

Para América latina eso será en, todo caso, tan importante como lo fue el anuncio en que se aseguró que había caído el Muro de Berlín o desaparecido lo que se llamó la entonces Cortina de Hierro.

La reapertura de embajadas se convierte en realismo político después de intensas negociaciones en las que participó el mismo Papa Francisco para llevar a cabo el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

El anuncio lo hicieron el presidente Barack Obama y Raúl Castro quienes, como se asegura, decidieron  dar ese paso trascendental para la política bilateral y regional de América Latina, quizás el más trascendental de nuestros tiempos.

La orden de romper relaciones diplomáticas y cerrar las respectivas embajadas en Washington y La Habana llegó el 3 de enero de 1961, dos años después del triunfo de la revolución cubana, con el deseo expreso, al menos de la parte norteamericana, de que la situación se solucionara pronto; sin embargo la situación duró pasó más de 50 años.

Queda pendiente otro anuncio: cuándo se va a poner fin al embargo que se impuso a Cuba y cómo se van a resolver los reclamos estadounidenses por sus bienes confiscados en la isla; es de suponerse que ambos países lo tienen todo perfectamente calculado. Si se pudo resolver lo principal no será difícil resolver lo accesorio.

La expectación del mundo está ahora puesta ahora en Cuba y en los Estados Unidos. La hasta ahora Sección de Intereses de EE UU en La Habana como su par cubana en Washington son ya, a partir de este lunes “a las 00.01”, embajadas formales.

A la ceremonia oficial de apertura en la legación diplomática cubana en la capital estadounidense, asistieron más de 500 invitados especiales; Washington todavía no ha fijado la fecha para lo propio, pero esto ocurrirá, sin lugar a dudas, al más alto nivel diplomático, en su embajada situada en pleno Malecón de La Habana.

El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, izó, por primera vez en casi 55 años, la bandera cubana mientras los presentes entonaban el himno nacional de Cuba y la marcha revolucionaria del 26 de julio con la que Fidel cambió la historia de la isla.

Luego de hacer un recuento histórico, el canciller cubano develó una pequeña placa donde se pudo leer “Embajada de Cuba”.

Después de esto, Rodríguez se reunirá con su par estadounidense, el secretario de Estado John Kerry, en el edificio del Departamento de Estado, otro hito en el proceso de restablecimiento de relaciones.

En ese edificio estará desplegada por primera vez, desde 1961, una bandera cubana junto con todas las demás de los países con los que EE UU mantiene relaciones diplomáticas.

Ahora no hay que ser “revolucionario” para viajar Cuba; lo que ocurra en la isla estará los ojos de todos y no será necesario el clandestinaje. Desde ahora, en los estados Unidos y en cualquier país de América Latina podrá enarbolarse la bandera cubana y mostrar al tamaño que se desee las fotografías del Che, de Fidel, de Raúl y de Camilo Cienfuegos.

Los ganadores de este histórico evento, además de Cuba y los Estados Unidos, serán los países latinoamericanos que  ven el mercado cubano como una posibilidad económica

Los perdedores en este histórico acuerdo serán Nicolás Maduro, Evo, Correa y los recalcitrantes del FMLN que ya no podrán utilizar a Cuba como bandera antinorteamericana.

La paz sí es posible cuando se quiere.