Una de las conductoras más combativas y populares de América Latina, la periodista Carmen Aristegui, fue finalmente despedida de la empresa radial MSV en que trabajaba por haber puesto al descubierto el escándalo de las residencias adquiridas por el presidente de México, Enrique Peña Nieto y su esposa, la ex actriz Angélica Rivera.
La emisora MVS en la que laboraba la Aristegui puso punto final a sus relaciones con la conductora después que esta se adhiriera públicamente a un proyecto informativo denominado “MexicoLeaks” y meses después de haber sacado a luz un escándalo inmobiliario que implicaba directamente al gobernante mexicano, su esposa y otro alto funcionario.
“MéxicoLeaks” es una plataforma web para que los ciudadanos puedan denunciar de forma totalmente anónima desmanes, abusos y corruptelas que azotan el país. (México) La emisora acusó a los reporteros de utilizar su marca sin consultarlo y sin la autorización expresa.
Según los informes publicados por la Aristegui y el grupo de periodistas de investigación que ella lidera, la primera dama mexicana adquirió una mansión de lujo al Grupo Higa, subsidiaria de una empresa integrante de un consorcio que había ganado una millonaria licitación para la construcción de un tren de alta velocidad que fue cancelada tras la publicación.
Días después, otros medios revelaron que también el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, había comprado una casa a Grupo Higa y que el propio mandatario poseía una propiedad adquirida a otro contratista beneficiado con contratos de obra cuando era gobernador.
El escándalo afectó de manera muy negativa a la imagen del presidente, a tal punto que la propia Rivera realizó una comparecencia pública para tratar de despejar las dudas y sospechas sobre sus adquisiciones.
La emisora MVS ha querido distanciarse desde el primer momento de dicha plataforma y, un día después de que se hiciera pública la adhesión del grupo de Aristegui, emitió un comunicado desvinculándose de ella. La emisora advertía además de que tomaría medidas para que sus profesionales no emplearan sus recursos técnicos, financieros y materiales al servicio del nuevo proyecto.
Estas medidas se tradujeron en el despido de dos miembros del equipo de Aristegui, Daniel Lizárraga e Irving Huerta, que también formaron parte del grupo que sacó a la luz la polémica sobre la mansión de Peña Nieto. Al mismo tiempo, MVS estableció una serie de medidas para controlar y supervisar la información en sus ondas.
El enfrentamiento entre emisora y periodista se fue haciendo más fuerte hasta el punto de que MVS emitió varias cuñas y anuncios para dejar clara su posición y publicó en varios medios del país una página entera justificando su actuación.
Aristegui, por su parte, pidió a través del micrófono la readmisión de sus compañeros y la estableció como condición indispensable para negociar con la empresa.
Finalmente, ni la intervención del ombudsman de la cadena -una figura independiente- fue suficiente para lograr el acuerdo y la emisora emitía este domingo un comunicado en el que daba “por terminada la relación de trabajo” con la locutora. “Lamentamos la posición de la conductora, pero como empresa no podemos aceptar condicionamientos y ultimátums de nuestros colaboradores”, señala el escrito.
El escándalo afectó de manera muy negativa a la imagen del presidente, hasta tal punto que la propia Rivera realizó una comparecencia pública para tratar de despejar las dudas y sospechas sobre sus adquisiciones.