La ciudad romana de Néapolis, de más de 1.700 años de antigüedad, ha sido localizada cerca de las costas de Nabeul (Túnez), en el golfo de Hammamet. La misión arqueológica ha sido liderada por Mounir Fantar junto con el equipo del Instituto Nacional del Patrimonio tunecino (INP) y de la universidad italiana de Sassari.
Los restos del asentamiento fueron sepultados tras un tsunami, provocado por un terremoto según Amiano Marcelino, historiador romano del siglo IV d.C que relató la decadencia del imperio. El fenómeno natural sumergió la ciudad el 21 de julio del 365 d.C y afectó, además, gravemente Alejandría y la isla de Creta.
Los historiadores calculan que el terremoto constó de dos temblores, siendo la sacudida más grande de una magnitud de 8.0.
Lo que hace que este descubrimiento sea tan útil para la historia, es que los registros escritos de Neápolis son exiguos, quizá porque la ciudad estaba siendo castigada por su falta de lealtad a los romanos.
En la edad antigua, la ciudad llevaba el nombre en griego de Neápolis (nueva polis, nueva ciudad) y así es como la llamaron los griegosy luego los romanos Según los registros, la fundación de la ciudad de Neápolis se remonta por lo menos a 2.400 años.
Las ruinas se extienden por una superficie de 20 hectáreas (0,2 kilómetros cuadrados o 200.000 metros cuadrados) y demuestran que la ciudad fue parcialmente sumergida a causa de un tsunami ocurrido el 21 de julio en el año 365 d.C., tal y como registró el historiador y soldado romano Amiano Marcelino (330 dC- hacia el año 400 dC) en su momento.
La investigación se inició en 2010 tras estudiar unos escritos de Amiano Marcelino, en los que hablaba de la ciudad, situándola a favor de Cartago en la lucha que mantuvo contra Roma durante la Tercera Guerra Púnica en 149-146 a.C.
El equipo elaboró un mapa sobre el que trabajar para poder encontrar evidencias de la existencia de la ciudad sumergida. La investigación dio los resultados esperados e incluso se han podido descubrir calles y monumentos que muestran la sofisticación y riqueza de Néapolis.
Además, se han hallado un centenar de cubas (cacerolas) que servían para elaborar un condimento típico romano a base de pescado, el garum.
Gracias a este descubrimiento, los responsables de la misión han podido constatar no solo la existencia de la ciudad, sino también su importancia comercial y en la elaboración del garum. Incluso se considera que puede ser la ciudad histórica más importante en la producción de este condimento tan valorado en el mundo romano.