Si es cierto que la titular del tribunal Séptimo de Paz de San Salvador, aseguró que, por su condición de periodista, una mujer “debe” estar acostumbrada a que patanes como Jaime Perla, las insulte públicamente, no se puede menos que calificar esas declaraciones como “desafortunadas”, forma coloquial para decir que “metió la pata”.
Decimos “si es cierto”, porque en realidad es asombroso que una funcionaria judicial se exprese de esa manera y no se percate de que se le va a venir encima cielo y tierra, En verdad, quisiéramos que dicha funcionaria no hubieses proferido semejante barbaridad.
Pero, así como estaremos prestos a censurar el comentario de la señora jueza caso de ser cierto, así nos mostramos ante la ligereza del señor Fiscal, quien en lugar de ser adalid de la legalidad, se toma su precioso tiempo para endulzar el oído de sus fiscales de quienes no se sabe a ciencia cierta si se trata de las manzanas podridas de las que alguna vez se atrevió a hablar y de las que ya no se supo nada
No sabemos quién es ese señor Perla pero si sabemos que la forma grosera en que se refirió a la periodista Hernández, fue una verdadera patanada, aunque su conducta no se pueda calificar tan ligeramente de acoso sexual como lo ha hecho el fiscal Melara.
El caso del señor Perla no se puede comparar ni por asomo al del youtuber Roberto Silva, pues fue evidente y notorio, que su conducta estuvo, sin duda alguna, enarcada en los parámetros que la ley establece para el tipo delictivo del acoso sexual, de la violencia de genero y la de expresión de frases contra la integridad de la mujer, Todo el mundo lo vio acosar a sus víctimas de forma agravada,
No es así el caso del señor Perla, pues quienes vimos el video que registra los hechos, pudimos observar y escuchar a un abusador del genero, también pudimos observar que en dicha grabación, la victima, luego de escuchar a su agresor, se retira del lugar y se dirige a otro, sin pestañear siquiera, sin manifestar al agresor su rechazo y desacuerdo por las expresiones que este dejaba salir a través de la mascarilla anti covid 19, necesario para que se de la figura del acoso sexual. En esa circunstancia debió reparar el fiscal, porque es precisamente la que inclinó a la funcionaria judicial a otorgar las medidas sustitutivas al imputado y posiblemente la que haga que ese caso se “caiga” a final de cuentas.
Melara, en vez de lanzarse contra un ciudadano con derecho a que se le presuma inocente, debiera estar preocupado porque en la institución haya fiscales que ordenen peritajes en una pistola que no aparece o que a lo largo de tres años, sus agentes no hayan podido identificar al que jaló del gatillo, por lo que los tres imputados fueron absueltos por un tribunal de sentencia. Como diría el famoso cómico mexicano “Cantinflas” “ahí está el detalle”
El fiscal Raúl Melara ha dicho que no tiene interés en seguir al frente del ministerio público. Nos pareciera que, de continuar con sus expresiones de “euforia” hacia sus subalternos por cuestiones sin trascendencia, en vez de cumplir con su promesa de restaurar derechos que fueron violentados por Douglas Meléndez, esa puede que sea la mejor de las decisiones que haya tomado en su vida
