Crisis migratoria en Centroamérica es del tamaño de una guerra: Médicos Sin Fronteras

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Es “preocupante” la actitud de México y EE.UU. ante el éxodo en El Salvador, Honduras y Guatemala debido a la violencia, denuncia la organización humanitaria.

La dimensión del problema que México tiene en su frontera Sur es del tamaño de la peor de las guerras actuales: tanto por los muertos que deja como por el éxodo de población que provoca.

Las cifras de desplazamiento, persecución, violencia sexual o repatriación forzosa en El Salvador, Honduras y Guatemala son similares a los conflictos armados más agudos del mundo, dice el informe “Forzados a huir del triángulo Norte de Centroamérica: una crisis humanitaria olvidada” presentados el jueves por la organización Médicos Sin Fronteras (MSF)

La organización humanitaria con presencia en México desde 2012, realizó en los últimos años 33.000 consultas y una encuesta entre 467 migrantes procedentes del triángulo norte de Centroamérica (TNCA) en albergues de Tenosique, Ixtepec o San Luis Potosí y el resultado conocido hoy pone los pelos de punta.

El 92% de los migrantes y refugiados atendidos por MSF en 2015 y 2016 había sufrido algún tipo de violencia en su país de origen o durante la ruta que atraviesa México, uno de los corredores migratorios más activos del mundo, por el que pasan cada año unas 500.000 personas. No obstante, siete de cada diez volverán a ser asaltados, violados o golpeados en su tránsito por México.

Entre las razones para huir el 43% de los encuestados habían perdido algún familiar en incidente violento en los dos años anteriores a la huida. En el caso de El Salvador el porcentaje se eleva al 56’2%. Según sus datos, más de la mitad de los salvadoreños ha sufrido chantaje o extorsión.

Sobre la ruta, el informe señala que el 68% de los migrantes y refugiados fueron víctimas de la violencia durante la ruta hacia Estados Unidos. Un tercio de las mujeres encuestas había sufridos abusos sexuales durante el viaje. De ellas, el 60% fueron violadas y los agresores son miembros de bandas criminales y policías.

Sin embargo, la colaboración de México no está a la altura de lo que se requiere y la organización humanitaria ha expresado “preocupación” ante la falta de apoyo institucional y gubernamental para migrantes y refugiados.

A pesar de la crisis humanitaria que afecta a la población que huye de la violencia en el Triángulo Norte de Centroamérica, las concesiones de asilo a personas de esta región en EE. UU. y México son pocas. En 2016 Mexico concedió el asilo a menos de 4.000 personas de El Salvador, Honduras y Guatemala al tiempo que expulsaba a casi 142.000 personas de estos tres países.

En Estados Unidos el panorama es aún peor. Según ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados, a finales de 2015 casi 100.000 personas del TNCA presentaron solicitudes de refugio o asilo y sólo se han concedido 9.401 asilos en los últimos seis años. MSF pidió que México y Estados Unidos con el apoyo de organizaciones internacionales amplíen rápidamente la implantación de medidas de protección y que cesen de inmediato las deportaciones sistemáticas de personas procedentes de Centroamérica.

La organización que lleva décadas trabajando en países en guerra confirma que el grado de violencia que afecta al TNCA no es diferente al que se vive en zonas de conflicto: en ambos casos los asesinatos y desapariciones, reclutamiento forzado o presencia de grupos armados afecta diariamente a la población.

“Los intentos de detener la migración reforzando las fronteras nacionales e incrementando detenciones las deportaciones ignoran una cris humanitaria real y no frenan el contrabando ni el tráfico (de personas). Estas estrategias tienen consecuencias terribles en la vida y la salud de las personas en transito” sostiene Bertrand Rossier, coordinador general de MSF en México.

Para comprender el tamaño del problema que México tiene en su frontera sur, la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD) en 2013 sitúa a Honduras y El Salvador como el primero y el cuarto país respectivamente en la lista de países con las mayores tasas de asesinatos. Se calcula que en los últimos diez años unas 150.000 personas han sido asesinadas en el TNCA y la situación empeora cada año, especialmente en El Salvador. En el pequeño país centroamericano, en 2015, hubo 6.650 homicidios alcanzando la tasa de 103 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Le siguen Honduras, con 57, y Guatemala, con 30 asesinatos cada 100.000 habitantes.

Según datos de la ONUDD, la violencia homicida en el norte de Centroamérica provocó más bajas de civiles que en cualquier otro país, incluyendo países afectados por conflictos armados. En el caso de El Salvador la tasa de muerte violenta es más alta que cualquier país en guerra, con la excepción de Siria.

 

Por Jacobo García – El País/ Editado por DL