Agencias.- Washington. La Corte Suprema e Estados Unidos concedió el martes al presidente Donald Trump una de sus mayores victorias de su mandato al respaldar su prohibición de viajes contra ciudadanos de seis naciones de mayoría musulmana.
El fallo, emitido por 5 votos a favor y 4 en contra, poner fin a una dura batalla legal sobre la política del Gobierno que había sido criticada por considerarla discriminatoria contra los musulmanes.
Ahora Trump puede pedir a tribunales menores que revoquen los dictámenes que bloquearon el decreto de prohibición anunciado en septiembre, además de dos versiones iniciales de la orden, luego de recursos judiciales presentados en Hawái y otros estados del país.
El alto tribunal falló, así, a favor de la tercera prohibición de viaje promulgada por el mandatario desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, y que afecta a Libia, Irán, Somalia, Siria y Yemen e impone restricciones a los venezolanos y norcoreanos desde el pasado setiembre.
En un principio Chad también estaba en la lista, pero fue excluido posteriormente.
La sentencia, redactada por el juez John Roberts, fue respaldada por la mayoría conservadora del tribunal y salió adelante por 5 votos a favor y 4 en contra.
En ella, se considera que Trump ejerció “legalmente” su poder para “suspender la entrada” de extranjeros al país.
Antes, Trump había impulsado otras dos prohibiciones de viaje.
La primera había sido aprobada en enero del 2017, justo después de su toma de posesión, y abarcaba a siete países de mayoría musulmana (Irán, Irak, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen) durante 90 días y suspendía el programa de admisión de refugiados por 120 días, con excepciones de minorías religiosas.
Como resultado de esa orden, 700 viajeros fueron retenidos en los aeropuertos y 60.000 visados fueron revocados temporalmente, según datos del Departamento de Estado, lo que generó un amplio caos en estas instalaciones en todo el país.
Dicha orden fue bloqueada por tribunales federales y el Ejecutivo preparó una segunda versión, tramitada en marzo de ese año, que eliminaba de la lista a Irak y suprimía las excepciones recogidas en el programa de admisión de refugiados, pero los tribunales nacionales se opusieron de nuevo e impidieron su puesta en marcha.
Tras varios reveses judiciales, ese veto pudo entrar en vigor gracias al Tribunal Supremo, que permitió al Gobierno restringir la entrada de aquellos que no tenían familia cercana en Estados Unidos.
Las restricciones eran temporales y cuando expiraron, en septiembre de 2017, Trump proclamó su tercer veto, que incluyó por primera vez a dos países sin mayoría musulmana: Corea del Norte y Venezuela, en los que las restricciones solo afectaron a algunos funcionarios y su “familia inmediata”.
El Supremo permitió en diciembre su implementación de manera temporal.
La inclusión de dos países que no albergan una mayoría musulmana supuso un duro golpe a la argumentación de los demandantes -liderados por Hawái-, que habían apuntado a las declaraciones del magnate sobre la necesidad de implementar un veto contra los musulmanes y señalaban que discriminaba en base a la religión.
El nuevo fallo supone un influjo de combustible para Trump, pero sobre todo un respaldo a sus políticas acompañadas de una extravagante retórica antiinmigración que cimentó las bases de su campaña presidencial de 2016 y que mantiene durante su mandato.