Congreso brasileño a favor del juicio contra Dilma Rousseff

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El Congreso brasileño supero la votación calificada que requería para aprobar la decisión de iniciar la destitución de la presidenta Dilma Rolusseff.

La oposición obtuvo 360, más de los 342 votos necesarios para la aprobación de la inicativa de juicio político al que será sometida la presidenta brasileña a partir de este momento.

El resultado de la votación es considerada como una derrota completa para el Gobierno y para Rousseff. Ahora el juicio de destitución pasará a una segunda instancia  representada el Senado quien en votación simple dará el toque final al juicio aproximadamente en los primeros días de mayo. La señora Rousseff sigue por lo tanto ejerciendo el poder político desde la presidencia.

La aprobación o rechazo del Senado posibilitará la separación del cargo de la presidenta hasta por un plazo de 180 días mientras es juzgada judicialmente.

Mientras los parlamentarios votaban en esta sesión calificada por algunos un acto político surrealista, miles de ciudadanos, de uno y otro bando, salían a la calle de las principales ciudades brasileñas, a fin de demostrar el apoyo a su opción.

La opinión brasileña está dividida en dos fuertes grupos; uno que considera el juicio contra la presidenta como un golpe de estado y otro que considera que hay razones de sobra, económicas, políticas y morales, para que Rousseff abandone el cargo.

La mayoría considera que la presidenta ha realizado prácticas ilegales junto a su su equipo económico para equilibrar el presupuesto a base de recurrir a préstamos de bancos públicos Pero, como se preveía, los diputados contrarios a Rousseff y sobre todo, a la ingente crisis económica que ahoga el país, al desempleo creciente, a la falta de popularidad y a la corrupción del Caso Petrobras.

Ahora el futuro de Rousseff depende del Senado. Y, sobre todo, del presidente de la Cámara, Renan Calheiros, del Partido do Movimento Democrático do Brasil (PMDB), de centro derecha. Su posición es ambigua: por un lado, pertenece al mismo partido que el vicepresidente Michel Temer y del presidente del Congreso, Eduardo Cunha, enemigos declarados de Rouseff; por otro, hasta ahora, nunca se ha manifestado a favor o en contra del impeachment. Los senadores, en su mayoría, según las informaciones de la prensa brasileña, están mayoritariamente a favor de la destitución de Rousseff. Pero Calheiros, sobre el que ahora recaerá en bloque la presión del país entero, puede influir mucho, a la

Otros sectores consideran que el fondo de todo es el desengaño que los ciudadanos tienen de la izquierda que llevó Dilma Rousseff al poder lo que interpreta como un golpe al populismo de izquierda como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador.  Una muy buena cantidad de funcionarios que apoyan las políticas de la presidenta y que son  respaldadas a su vez por el partido de los trabajadores (comunista) acusan al Departamento de Estado de los Estados Unidos y al sistema capitalista neoliberal de ser los responsables de la anun ciada destitución de Dilma Rousseff.