Avión de la Fuerza Espacial de EE.UU pasó 434 días en órbita en una misión secreta

Las autoridades militares han destacado el desempeño de la aeronave que ha concluido al menos siete misiones en el espacio exterior

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El X-37B, un avión espacial de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, aterrizó en la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, California, tras completar una misión secreta de 434 días en órbita. El vehículo no tripulado, fabricado por Boeing, fue lanzado en diciembre de 2023 a bordo de un cohete SpaceX Falcon Heavy desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida. Según la Fuerza Espacial de Estados Unidos, la misión permitió probar nuevas tecnologías y estrategias de maniobra en el espacio.

Desde su primer vuelo en 2010, el X-37B ha sido objeto de especulación debido a la naturaleza reservada de sus misiones. Con un diseño que recuerda al antiguo transbordador espacial de la NASA, este avión reutilizable mide 9 metros de largo y 4.5 metros de envergadura. En su última misión, según Associated Press (AP), la nave realizó una serie de experimentos militares en órbita y probó la capacidad de cambiar su trayectoria usando la resistencia atmosférica, una maniobra que reduce el uso de combustible.

El general Chance Saltzman, jefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, señaló que la misión “rompió nuevos límites” en la capacidad de maniobra del X-37B y destacó la importancia de sus experimentos para el futuro de las operaciones espaciales militares. De acuerdo con laagencia, el avión también llevó a cabo pruebas de tecnología de conciencia del dominio espacial, destinadas a mejorar la vigilancia y el control del entorno orbital.

Un aterrizaje discreto en California

El X-37B ha durado casi mil días en órbita en una sola misión. (Fuerza Aérea de Estados Unidos vía AP, archivo)

El X-37B aterrizó en la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg el 7 de marzo de 2025 a las 02:22 a. m. EST, aunque el evento no fue anunciado de inmediato. Fotografías publicadas posteriormente mostraron el vehículo estacionado en la pista, iluminado solo por las luces de la base.

A diferencia de otras misiones espaciales, el regreso del X-37B no contó con cobertura en vivo ni con anuncios previos, lo que refuerza el carácter secreto de sus operaciones. Según AP, el aterrizaje confirma la capacidad de la Fuerza Espacial de Estados Unidos para recuperar la nave en distintos puntos estratégicos, aumentando su flexibilidad operativa.

Durante su estancia en el espacio, el X-37B realizó pruebas de una maniobra clave conocida como aerofrenado, que utiliza la fricción con la atmósfera terrestre para modificar su órbita sin gastar grandes cantidades de combustible. La Fuerza Espacial destacó que esta técnica, aplicada en varias pasadas sobre la Tierra, permite mejorar la eficiencia de futuras misiones espaciales.

El coronel Blaine Stewart, director del programa X-37B, calificó la prueba como un hito importante en la evolución del vehículo. “La capacidad de operar en un nuevo régimen orbital y ejecutar una maniobra de aerofrenado demuestra la versatilidad del X-37B y su valor para las futuras misiones de la Fuerza Espacial“, afirmó en un comunicado oficial.

Un programa con más de una década en desarrollo

El avión de la Fuerza Aérea de EEUU ha sido puesto en órbita en los cohetes de SpaceX. (REUTERS/Joe Skipper)

Desde su primer vuelo en 2010, el X-37B ha completado siete misiones y ha permanecido en el espacio hasta 908 días en una sola misión. A diferencia de otros vehículos espaciales, su diseño reutilizable le permite regresar a la Tierra, ser inspeccionado y lanzado nuevamente.

Según la Fuerza Espacial de Estados Unidos, las misiones del X-37B han servido para probar nuevas tecnologías de propulsión, resistencia de materiales y sistemas de control orbital, consolidándolo como un activo clave en la estrategia espacial de Estados Unidos.

El programa X-37B es considerado una pieza fundamental en la evolución de las capacidades espaciales militares. Sus pruebas en conciencia del dominio espacial buscan mejorar la capacidad de detección y monitoreo de objetos en órbita, una tarea crucial en un entorno cada vez más congestionado por satélites comerciales y militares.