El autor material del mayor atentado terrorista en España desde el 11-M está muerto.La policía lo abatió a tiros este lunes por la tarde, en una zona de viñedos de la localidda de Subirats a 50 kilómetros de Barcelona.
Younes Abouyaaqoub, de 22 años. Se había convertido en el hombre más buscado desde el jueves, cuando presuntamente irrumpió en La Rambla con una furgoneta blanca y arrolló a decenas de personas. Dejó 13 muertos y 88 heridos. Una llamada ciudadana hecha este lunes funcionó y la policía catalana dio con Abouyaaqoub. Llevaba puesto un cinturón de explosivos que resultó ser falso. “¡Allahu akbar!”, gritó antes de ser alcanzado por los disparos.
La policía difundió las fotografías del sospechoso a cuerpos policiales de media Europa y también, a través de los medios de comunicación, a los ciudadanos, a quienes pidió colaboración. “Toda información de la que puedan disponer, no solo de dónde está ahora sino también de su pasado, debe comunicarse”, solicitó Josep Lluís Trapero, máximo responsable policial del cuerpo autonómico catalán. Trapero recordó que, a diferencia de como aparecía en las fotos, Abouyaaqoub —moreno, pelo corto, 1,80 de estatura— “podría tener barba de días”.
No habían pasado ni tres horas cuando las alertas se activaron. Hacia las 15.30, los Mossos (agentes policiales) recibieron dos avisos en paralelo que resultaron clave. Uno de ellos, por parte de mandos de la comisaría de Vilafranca que regresaban de una reunión en el complejo policial Egara para tratar, precisamente, la prioridad número uno de la policía. Cerca de la estación de tren, los policías vieron a un joven que les pareció Abouyaaqooub. Iba vestido con camiseta azul, pantalones rojos y gafas de sol. Llevaba una botella de agua en la mano.
Los Mossos activaron a diversas unidades y localizaron a Abouyaaqoub “agachado en una zona de viñedos de la población”, agregó el jefe de la policía autonómica, que compareció junto al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el consejero de Interior, Joaquim Forn. Los agentes intentaron dar el alto al fugitivo. El joven se abrió entonces la camisa y mostró un cinturón con supuestos artefactos explosivos adherido a la camiseta, tal y como habían hecho también sus compañeros de la célula terroristas en Ca,brils (Tarragona) poco antes de ser abatidos en la madrugada del pasado viernes.
A Abouyaaqoub le esperaba el mismo destino que a ellos. El chico empezó a acercarse a la patrulla policial con el grito habitual de los que están dispuestos a morir como mártires: “¡Allahu akbar!” (“¡Alá es grande!”). A una distancia de entre 10 y 15 metros, los mossos efectuaron diversos disparos —una docena, según testigos de una masía cercana— y lo mataron.
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