Los Houston Astros ganaron este miércoles el primer título de las Series Mundiales en su historia contra Los Angeles Dodgers tras una de las mejores finales a siete partidos de los últimos tiempos. Un solitario home run de George Springer en la segunda entrada del partido puso una diferencia de cinco en el marcador que los Dodgers fueron incapaces de remontar. El equipo de Houston enmudeció la fiesta en el estadio de Los Ángeles, que esperaba celebrar su séptimo título de las Series Mundiales.
Se le había llamado el partido más importante de la historia del estadio de los Dodgers. El recinto angelino, construido en 1962, nunca había albergado un séptimo partido de unas Series Mundiales. El campeonato se ha ganado en este estadio dos veces, la última, los Yankees en 1978. Las entradas superaban de largo los 1.000 dólares en la reventa para un partido que se había vendido como un pedazo de la historia de la ciudad, pasara lo que pasara en la edición número 113 de las Series Mundiales.
La serie entera ha sido considerada una de las más emocionantes de los últimos tiempos, superando a la hazaña de los Chicago Cubs del año pasado, cuando ganaron el primer título de su historia. Solo en uno de los seis primeros partidos entre los Dodgers y los Astros la diferencia había sido de más de dos carreras. George Springer igualó el récord de home runs en unas Series Mundiales, con cinco. Con 25 home runs, es la serie con más batazos fuera del campo de la historia.
Los bateadores de los Astros empezaron el partido muy certeros frente al lanzador inicial de los Dodgers, Yu Darvish. El jugador, de origen japonés, había tenido una mala actuación en el tercer partido de la serie a la que se achacó en buena medida aquella derrota. El séptimo partido era la oportunidad de redimirse ante el equipo y los fans. Darvish había agradecido la confianza de ponerlo como lanzador incial en el partido más importante de los Dodgers en décadas. Duró menos de dos entradas.
Los dos primeros bateadores le hicieron sendas carreras. Para el final de la primera entrada, los Astros habían logrado dos dobles (jugadas en las que se avanzan dos bases). A mitad de la segunda entrada, el home run de Springer llevó el marcador hasta 5-0 y selló la historia de Darvish en esta final como el hombre que cedió los puntos decisivos. Darvish se retiró y los Dodgers sacaron a Brandon Morrow para terminar la segunda entrada sin más daños.
Con el mejor lanzador de la liga MLB, Clayton Kershaw, más las rotaciones de Morrow y Alex Wood, el equipo angelino consiguió anular a los bateadores de los Astros el resto del partido. Pero el daño ya estaba hecho. La precisión de los lanzadores Charlie Morton y Lance McCullers para Houston y la incapacidad bateadora de los Dodgers hicieron inútil el resto del partido.
Darvish será recordado en esta serie además por una desagradable polémica con Yuli Gurriel. El jugador cubano de los Astros le hizo un gesto racista (los ojos rasgados) después de anotar un home run en el tercer partido y se refirió a él como “chinito”. Gurriel es el villano oficial de esta final. Ha sido suspendido por cinco partidos, que cumplirá al principio de la temporada que viene. El pasado sábado ofreció una disculpa pública. Gurriel ha sido abucheado en cada intervención en el Dodger Stadium. El miércoles, hizo un gesto de saludo con el casco a Darvish antes de batear.
Solo 39 finales de las Series Mundiales han acabado en un séptimo partido. Los Dodgers han jugado seis de ellas y han ganado dos. Los Dodgers no habían ganado el campeonato desde 1988, el periodo mas largo sin ganar el campeonato en la historia de la ciudad. Los Astros, por su parte, no han ganado nunca en sus 56 años de historia y solo había llegado a otra final antes de esta. Si bien el equipo de Los Ángeles partía como favorito, el equipo de Houston lleva con él más carga épica, especialmente después de la catástrofe del huracán Harvey que arrasó la ciudad el pasado agosto. Los jugadores de los Astros llevaban en su camiseta un parche con el lema Houston Strong.