Nuevas normas de disciplina escolar ¿Sensatas o insensatas?

Las críticas al nuevo código de disciplina escolar

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Por Luis Vazquez-BeckerS

Para analizar por qué algunas críticas a las nuevas normas de respeto escolar en El Salvador podrían considerarse «insensatas» desde la perspectiva del gobierno o de sus partidarios, es importante entender el contexto y los argumentos que se manejan a favor de estas medidas. La oposición, por su parte, basa sus críticas en preocupaciones sobre derechos, autoritarismo y la efectividad de las medidas.

Argumentos del Gobierno y sus partidarios

Desde la perspectiva del oficialismo, las críticas de la oposición son insensatas porque ignoran o minimizan una serie de factores que consideran fundamentales:

  • Deterioro de la disciplina y autoridad: Argumentan que en el pasado hubo un grave deterioro en el sistema educativo, con una falta de respeto generalizada hacia los maestros y las normas escolares. Las nuevas regulaciones, como la prohibición de celulares y el requisito de uniformes y cortes de pelo específicos, buscan restaurar la disciplina y la autoridad, que consideran esenciales para un entorno de aprendizaje efectivo. Las críticas de la oposición, en este sentido, son vistas como una defensa de un statu quo fallido.
  • Resultados tangibles en Seguridad: El gobierno ha asociado directamente el orden en las escuelas con la seguridad en las comunidades. Señalan que la falta de disciplina escolar y la permisividad contribuían a la infiltración de pandillas y la violencia. Las nuevas normas se enmarcan en una estrategia más amplia de control territorial y reducción de la criminalidad. Para el oficialismo, las críticas a estas normas son insensatas porque atacan una política que ha demostrado éxito en la pacificación del país.
  • Aprobación popular: El presidente Nayib Bukele ha gozado de altos niveles de popularidad, en gran parte debido a sus políticas de seguridad y orden. Las nuevas normas escolares son vistas por una gran parte de la población como medidas necesarias y sensatas para proteger a los estudiantes y a los maestros. Desde esta óptica, las críticas de la oposición son percibidas como un intento de desestabilizar o ir en contra de una política que cuenta con el respaldo de la mayoría. La insensatez radicaría en ir en contra de la voluntad popular.

Críticas de la oposición y la sociedad civil

Por otro lado, la oposición y diversas organizaciones de la sociedad civil sostienen que sus críticas están bien fundamentadas y no son «insensatas»:

  • Violación de derechos individuales: La principal preocupación es que las normas, al ser coercitivas y no dialogadas, violan los derechos de los estudiantes, como la libertad de expresión, la autonomía personal y el derecho a la privacidad (al prohibir celulares). Argumentan que un enfoque que fomenta la obediencia sin cuestionamiento puede ser perjudicial para el desarrollo de un pensamiento crítico.
  • Autoritarismo y militarización: La oposición critica que las nuevas normas son un reflejo de una mentalidad autoritaria que busca imponer la disciplina por la fuerza, similar a la política de seguridad pública. Temen que la militarización de las escuelas y la falta de participación de la comunidad educativa en la toma de decisiones sean un retroceso democrático.
  • Medidas simplistas: Consideran que las regulaciones sobre uniformes y cortes de pelo son superficiales y no abordan los problemas reales del sistema educativo salvadoreño, como la calidad de la enseñanza, la infraestructura deficiente y la formación docente. Para ellos, es insensato centrarse en aspectos estéticos y de control en lugar de mejorar la educación de manera sustantiva.

En resumen, la percepción de la «insensatez» de las críticas depende enteramente de la perspectiva. El gobierno y sus partidarios las consideran insensatas porque atacan políticas que, según ellos, han traído paz y orden, contando con un amplio apoyo popular. La oposición, por el contrario, considera que sus críticas son necesarias y razonables para defender los derechos y la institucionalidad democrática, que perciben amenazados por un enfoque de mano dura.