“Perspectivas de un papa africano o asiático cobran fuerza”

Con un Colegio Cardenalicio abierto a todos los rincones del mundo, no es posible descartar que el nuevo líder de la Iglesia católica venga de continentes “olvidados”, o incluso que se repita un papa latinoamericano

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Cuando Francisco fue elegido papa, en 2013, lo primero que saltó a la vista era que, por vez primera, el líder de la Iglesia católica no era un europeo. Y no solo eso: además era un jesuita. Lo que parecía ser una señal de que habían entrado aires de cambio en la siempre hermética estructura vaticana, se vio posteriormente confirmado con algunas medidas adoptadas por el pontífice argentino, la más resonante de ellas la apertura del Colegio Cardenalicio a rincones del planeta antes olvidados.

De esto da fe que ahora haya cardenales de Mongolia, Lesoto, Timor Oriental, Tonga o Irán, países que nunca habían tenido representación en la alta estructura del Vaticano. También el creciente número de cardenales electores provenientes de Asia y la pérdida de poder que han sufrido en los últimos años Europa e Italia, habitualmente el país con más altos representantes.

Todo esto supone transformaciones que incidirán en la elección del nuevo papa, en la que priman factores religiosos, políticos, simbólicos y también geopolíticos, de acuerdo con Marcial Sánchez, doctor en Historia y experto en temas religiosos. “La Iglesia católica está experimentando un cambio en su demografía. Mientras Europa y América del Norte tienen menos feligreses, en regiones como África y Asia están creciendo. Esto podría influir en la elección de un papa proveniente de una región que represente estos nuevos centros de crecimiento de la Iglesia, y por ello las perspectivas de un papa africano o asiático están cobrando más fuerza”, señala a DW el especialista chileno.

¿Otra vez Europa?

Néstor Pongutá, vaticanista y escritor colombiano, dice a DW que es difícil saber a estas alturas quién tiene mayores posibilidades de ser elegido papa, sobre todo porque “hay muchos cardenales de muchos países que no se conocen entre sí, y por eso esta convocatoria servirá para saber quiénes tienen una mejor visión de la Iglesia”. El experto menciona como ejemplo de la enorme cantidad de rostros nuevos a Mykola Bychok, un cardenal ucraniano de 45 años, el elector más joven que tendrá este cónclave.

Francisco nombró al 80 por ciento de los electores que decidirán el nombre de su sucesor, lo que de alguna manera podría apuntar a que el elegido tendrá una visión que podría seguir la línea del fallecido papa argentino. “No es una garantía, pero sí una señal”, dice Pongutá, que menciona a algunos papables, como el filipino Luis Antonio Tagle, el italiano Pietro Parolin (actual secretario de Estado) y el también italiano Matteo Maria Zuppi.

El periodista Néstor Pongutá durante una entrevista con Francisco

Pero Sánchez llama la atención sobre el hecho de que nombrar un papa europeo podría ser un problema. “Eso podría ser interpretado por algunos como un retroceso, sobre todo si se considera que la Iglesia católica está viviendo una transformación global. La mayoría de los católicos hoy en día no vive en Europa, y un papa europeo podría ser percibido como que la Iglesia sigue demasiado centrada en el Viejo Continente”. Por eso, mirar a Asia, como el mencionado Tagle, a África o incluso otra vez a América Latina puede no ser tan descabellado.

La fuerza latinoamericana

El abogado y vaticanista colombiano Hernán Olano piensa que las posibilidad de América Latina en este cónclave “son casi nulas”, porque los cardenales latinoamericanos carecen de peso dentro del Vaticano, con la excepción de Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y brazo derecho de Francisco en los últimos años. Él es un hombre influyente que, sin embargo, por ser también argentino, pierde posibilidades. “Es poco probable que se repita un argentino en la votación del cónclave”, sostiene Olano, en conversación con DW.

Sánchez lo ve de otra forma. Para él, los cambios de Francisco apuntan precisamente a dar más poder a los continentes antes olvidados por la Iglesia. “El número creciente de cardenales de fuera de Europa puede cambiar la dinámica”, sostiene, y recuerda que “América Latina sigue siendo la región con mayor número de católicos, y varios cardenales latinoamericanos tienen un perfil importante dentro de la curia”. Pongutá usa una equivalencia para reforzar la idea: “En la Iglesia el PIB se mide a través del número de almas, y el mayor número de almas y de seguidores y de fieles está en América Latina”. Y menciona al cardenal colombiano Luis José Rueda como un nombre a tener en mente.

En lo que sí coinciden todos los expertos es en que resulta imposible adelantar resultados del cónclave. Y lo que sentencia la historia es que los que sonaban como papables nunca terminaron dirigiendo a la Iglesia católica. De allí el dicho de que los que entran como papas al cónclave salen siempre como cardenales.

Con información de DW