Por Mauricio Eduardo Colorado.-
La libertad de expresión es un elemento esencial de la democracia porque permite exponer a los ciudadanos de determinado conglomerado social, los puntos de vista y las opiniones -divergentes o no- con quien detenta el poder en determinado momento.
Los gobernantes, llamados de turno porque ningún gobierno tiene la razón absoluta en sus criterios para bien gobernar, pueden ejercer el mismo con ecuanimidad ni mucho menos con la razón o el derecho de su parte. Por buen gobierno que sea, la democracia exige que el gobierno sea republicano, es decir que el poder sea público, y no tenga propietario.
Países por demás civilizados, como los Estados Unidos de América han tenido que reformar su Constitución, y limitar a dos periodos presidenciales el tiempo para ejercer la primera magistratura. Ya han probado que más tiempo, no es sano ni conveniente para el país que sufre tales abusos.
Cuba, aprovechándose de que el poder político fue tomado por la fuerza simplemente no lo soltó jamás; de ahí que las constituciones de los países modernos regulan el poder sin reelección, o al menos con una sola vez.
En el caso de CUBA se dejó ese ejercicio en la familia Castro, quien como dijimos, llegó por la vía de las armas y los cubanos no volvieron a elegir libremente a sus gobernantes. Ahora tenemos que los países que siguen los pasos de Cuba, imitan las prácticas de permanencia ininterrumpida en el poder, como lo hace Evo Morales, Ortega y Correa. Y a propósito de este último, ya ha iniciado con la fatídica censura de la prensa -nuestro tema de este día- porque ha limitado a los periódicos a que puedan informar libremente lo que ocurre en Ecuador.
De igual manera, Venezuela ha llegado a cerrar periódicos que no están de acuerdo con el actuar del régimen, y lo critican en la medida que se les pasan las noticias. La otra forma de controlar a los medios de comunicación es comprándolos, y de esa formales es fácil cambiar la línea editorial del medio.
En nuestro país existe un conflicto entre los espectros de las radios, y grandes presiones en los medios de prensa escritos. Se dice que funcionarios extranjeros de gran poder en el país, han sido contratados para neutralizar la prensa tradicional e imponer líneas editoriales similares a las de otros países cubanizados.
Dios quisiera que la gente de principios y valores periodísticos comprendieran que esta batalla se libra en varios campos, pero que uno de los más importantes es el de la libre expresión, porque de allí se generan las libertades que al final, harán prevalecer la libertad del territorio.