Advierten fracaso en Cumbre de las Américas

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La novena reunión de mandatarios del continente americano, programada del 6 al 10 de junio en Los Ángeles y con Estados Unidos como anfitrión por primera vez desde la sesión inaugural de 1994, parece estar condenada al fracaso si el presidente Biden insiste en no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua. A no ser que Washington persuada al menos a López Obrador para que reconsidere su plante. O que la Casa Blanca rectifique su veto a los tres excluidos como “países no democráticos”. Y todo puede ocurrir. Porque un fracaso de la cumbre, con el consiguiente choque entre EE.UU. y una parte importante de América Latina, es lo que le faltaba a Biden.

EE.UU. busca lanzar en esta reunión ambiciosos programas sociales y climáticos en el continente

El subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, viene repitiendo desde hace días que la previsión es “no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua porque no cumplen los principios de la Carta Democrática Interamericana”. Y aunque la última palabra la tiene el presidente, él duda “muchísimo” que esa posición cambie.Lee también

La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, precisó el martes que “la decisión final –sobre la exclusión de esos tres países– todavía no se ha tomado”. Y que las invitaciones aún no se habían enviado. Ante lo cual López Obrador mostró este jueves cierta satisfacción; indicó que “no descarta” que Biden finalmente invite a los mandatarios de dichas naciones, y se refirió a él como “una persona buena, un hombre responsable y un demócrata que sabe que debe respetarse el derecho de todos a disentir”. Pero el líder mexicano mantuvo de momento el desafío.

Entre los tres descartes previstos a priori, el más comprensible y difícil de rectificar es el de Nicaragua. No solo porque Daniel Ortega haya impuesto un régimen de terror sino porque él mismo expulsó del país a la entidad convocante de la cumbre, la Organización de Estados Americanos (OEA), mediante la ocupación por la fuerza de su sede en Managua y la retirada de credenciales de sus representantes, el pasado 24 de abril. “No tendremos presencia en ninguna de las instancias de ese diabólico instrumento de la mal llamada OEA”, declaró el Gobierno nicaragüense. La retirada de la organización ya se había anunciado en noviembre, aunque el proceso de salida dura dos años.

Tanto Ortega como el venezolano Nicolás Maduro y el expresidente cubano, Raúl Castro, participaron en la cumbre de las Américas del 2015 en Panamá. Fue con Barack Obama como presidente, y en pleno deshielo entre Washington y La Habana.

Biden ya ensayó una reunión de alto nivel con vetos importantes cuando, en diciembre, montó la Cumbre mundial de la Democracia. En aquel caso dejó fuera no solo a Cuba y Nicaragua sino también a Bolivia, El Salvador, Guatemala y Honduras, mientras que en el caso de Venezuela invitó al líder opositor Juan Guaidó. La reunión no arrojó grandes resultados.

Ahora, si la situación no se reconduce y las amenazas de plante se cumplen, Biden corre el riesgo de que la cumbre naufrague y le haga perder la oportunidad de demostrar que América Latina le importa. Y de que le importa más allá de lo imprescindible para ir parcheando la crisis migratoria, combatir el narcotráfico y seguir haciendo negocios, a ser posible sin que la competencia china siga avanzando en la región y plan­tean­do una dura competencia.

La Casa Blanca matiza que la exclusión de
La Habana, Caracas y Managua no es definitiva

A fin de acreditar que Latinoamérica representa más que todo eso para Washington, Biden se propone aprovechar la cumbre para lanzar ambiciosos programas sociales y climáticos que mejoren las condiciones de vida en las zonas más apuradas de la región y de ese modo, mediante un gran pacto sobre la migración, se atajen “las causas y no solo los síntomas” del problema número uno en la relación norte-sur.

Grandes planes. Pero hay que concretarlos y, para ello, negociarlos con los interesados. Cuesta creer que unos y otros permitan que la cumbre se vaya a pique.

Bolsonaro se inclina por no ir

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, es otro de los líderes sudamericanos que se plantea no asistir a la Cumbre de las Américas de junio en Los Ángeles. Pero sus razones no guardan relación con las de México o Bolivia. Fuentes de su gobierno, cuyas relaciones con el de Joe Biden son más bien frías, indicaron a la agencia Bloomberg que prefiere concentrarse en su campaña de reelección en las presidenciales de octubre. La decisión no es definitiva, señalan estas fuentes, pero el líder “se inclina en este momento por quedarse en Brasil”. Los diplomáticos brasileños siguen tratando de convencerle, no obstante, de la importancia de la Cumbre.