Crecimiento será desigual en Centroamérica, advierte el FMI

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Foto: Pexels.

FORBES.- Aunque ya se podía augurar por los indicadores adelantados que hemos seguido, la economía panameña gana un mayor peso en Centroamérica, posicionándose para este año, en línea con las previsiones del Banco Mundial, como el motor de crecimiento de la economía centroamericana. Con unas previsiones del 4,5%, Panamá se encuentra como líder en solitario, mientras que le sigue Honduras y Guatemala, con crecimientos cercanos al 3,3%; El Salvador con un 2,4% y Costa Rica, con un 2%.

En un entorno donde la desaceleración económica sigue castigando a todas las economías, categorizándose como una de las más intensas de la última década, la economía de Centroamérica podrá salvar la situación, con una media de crecimiento cercana al 0,8%, para este año, en el promedio de América Latina y El Caribe, así como un 1,8% para el 2020. Con estos datos en la mano, y aunque se pueda observar esa clara revisión a la baja en las previsiones, Centroamérica prevé continuar su crecimiento durante los próximos años.

El auge que han vivido las materias primas, así como los acuerdos comerciales alternativos que ha logrado de forma bilateral con América del Norte, haciendo uso también de la guerra comercial y las tensiones entre su vecino del norte y el gigante asiático, ha beneficiado en gran medida a la economía de esta región. Las exportaciones de origen latinoamericano están ganando peso en el mercado global. La integración comercial que vive la región está provocando una mayor dinamización de la economía latinoamericana; reavivando los crecimientos, incluso en momentos como el actual.

Como podemos observar, los crecimientos de América Central y El Caribe experimentarán un mayor crecimiento que los restantes de América Latina. Los sucesos que se han dado en países como Venezuela, Perú, Argentina, han llevado a la economía latinoamericana ha sufrir un mayor descenso en las previsiones de crecimiento, las cuales se han fijado en el 0,2%, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, como digo, estas perspectivas de desarrollo se incrementan cuando enfocamos la atención en Centroamérica, pues el mayor deterioro que ha vivido Latinoamérica, en el promedio, distorsiona el progreso de la región.

Tal es la distorsión que, de acuerdo con las previsiones que muestra el FMI, mientras el año pasado veíamos una tasa de crecimiento real en el PIB del 2,6% en Centroamérica, para este año, se espera que esta tasa se incremente hasta llegar al 2,7%. Un aumento del 0,1% para el 2019, llegando a multiplicarse hasta el 3,4% en 2020. Como reflejan los pronósticos, un mayor dinamismo que, medido en el promedio con el resto de países latinoamericanos, muestra un menor crecimiento para la zona; pero, desagregando por regiones, pone de manifiesto ese mejor comportamiento de los países centroamericanos.

Pero no todo queda ahí. Lo mismo que explicamos en el párrafo anterior ocurre en la región centroamericana. Mientras nos encontramos con países que, como Panamá, crecerán a ritmos del 4% y el 3%, hay otros países que, como Nicaragua, muestran previsiones de crecimiento cercanas al -0,5%. Esto muestra esa desigualdad de la que tanto han advertido los organismos multilaterales y que, vista en el promedio general, se distorsiona con la media de los crecimientos, redondeando la cifra hasta la positiva tasa de crecimiento prevista y mencionada en el párrafo anterior.

El crecimiento en Centroamérica sigue siendo bastante dinámico. Sin embargo, seguimos viendo un crecimiento muy focalizado, centrado en una serie de países punteros, a la vez que tenemos otros países, como los del triangulo norte de Centroamérica, los cuales crecerán a ritmos mucho más reducidos, siempre que, como en el caso de Nicaragua, no se encuentren inmersos en una recesión económica. Una desigualdad a la que siguen haciendo alusión los organismos multilaterales, con el fin de normalizar e igualar la situación.

El principal problema que sacude a la región centroamericana sigue siendo la inclusión del crecimiento económico en todas las regiones que componen el territorio regional. Sin embargo, este crecimiento inclusivo sigue sin darse, acentuándose únicamente en aquellos países que, por su sistema fiscal y sus relaciones con otros países, muestran una mayor actividad económica y, por consecuente, un mayor crecimiento. Crecimiento debido, también, a esa mayor inversión que reciben del extranjero, así como de empresas que se localizan en esos países a los que hacemos alusión.

Sin embargo, todavía seguimos viendo como, dentro de la prosperidad, hay economías en Centroamérica que siguen sacudidas por la extrema pobreza. Extrema pobreza que ya no solo obliga a los ciudadanos a migrar en busca de prosperidad en otros países, sino que mata a personas por la falta de recursos para poder administrar bienes de consumo como la comida o el agua potable. Una situación que, tristemente, ensombrece un gran crecimiento previsto para la economía centroamericana en los próximos años.

No obstante, no podemos celebrar con entusiasmo un crecimiento como el previsto cuando, por otro lado, nos encontramos con países vecinos que, integrando nuestra región, siguen muriéndose de hambre y viéndose necesitados de emigrar en busca de futuro y prosperidad. Como dice el propio FMI, el desarrollo inclusivo debe ser una prioridad y se deben centrar los esfuerzos en seguir creciendo, pero hacerlo de forma inclusiva. De nada sirve crecer al 5% en Panamá, viendo como la economía en Nicaragua muestra recesión; pues la región centroamericana cuenta con el poder de crecer como el gran bloque emergente en el que se ha convertido.