El Ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, dijo el jueves que la demanda penal interpuesta en su contra por la Asociación Nacional de la Empresa Privada, ANEP, no le preocupa y para enfatizar citó una frase atribuida al Quijote de la mancha.
“Hay un pasaje en el Quijote…’Ladran, Sancho, señal que cabalgamos’”, dijo Cáceres a los periodistas.
Estamos seguros que el ministro Cáceres, con todo y que está considerado como uno de los funcionarios más educados del gobierno de Sánchez Cerén, no ha leído la inmortal obra de don Miguel de Cervantes y Saavedra porque, de lo contrario, sabría que en la misma no existe, en ninguna parte, semejante expresión.
Obviamente, el que maneja el dinero de los salvadoreños quería decir que los empresarios privados están “molestos” porque el gobierno está haciendo su “trabajo” o a lo mejor los quiso llamar “perros que ladran” lo que sería imperdonable tratándose de un ministro de Estado.
La única referencia de Cervantes, a lo que es la mayor aproximación de lo que dice la famosa frase, se encuentra en el Libro I Cap. IX cuando Cervantes relata la entrada de don Quijote con Sancho Panza a la localidad del Toboso, de donde demás está decir que era la “bella” Dulcinea, razón y objeto de la locura del caballero andante.
“Estaba el pueblo en un sosegado silencio, porque todos sus vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, como suele decirse. Era la noche entreclara, puesto que quisiera Sancho que fuera del todo oscura, por hallar en su oscuridad disculpa de su sandez. No se oía en todo el lugar sino ladridos de perros, que atronaban los oídos de don Quijote y turbaban el corazón de Sancho. De cuando en cuando rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, se aumentaban en el silencio de la noche, todo lo cual tuvo el enamorado caballero a mal agüero, pero con todo esto a Sancho:
-Sancho, hijo, guía al palacio de Dulcinea; quizás podrá ser que hallemos despierta”.
No hay comentario de Sancho sobre los ladridos de los perros , ni respuesta del Quijote.
Hecha la aclaración de que la famosa frase: “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos” no existe en ningún pasaje del Quijote, como lo aseveró el ministro Cáceres, nos parece oportuno recordar que los funcionarios deben respeto a los ciudadanos que no comparten su manera de actuar.
El riesgo es que si un funcionario de la envergadura del ministro Cáceres se equivoca en una figura coloquial para “contra atacar” a quienes tiene por adversarios, también se puede equivocar en otras cosas más relevantes.
Relacionar una demanda penal, con derecho a sin él, con una figura que confunda el reclamo con el ladrido de los perros, o con los perros, es una grosería que debe reparar el ministro de Hacienda Carlos Cáceres. Los ciudadanos merecemos respeto así como también lo debemos; si no nunca habrán acuerdos.
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