Llega el solsticio: bienvenido, verano (boreal)

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Hoy es el día más largo, es decir, en el que más horas el Sol está por encima del horizonte. El día, realmente, mide 24 horas siempre (salvo cuando, como pasará el próximo 30 de junio, se introduce un segundo de más para corregir la lenta pero inexorable ralentización de la rotación de nuestro planeta). Pero como llamamos también “día” (y su antónimo, “noche”) a la parte del día en que el Sol luce, es cierto que a lo largo del año vamos viendo días más cortos y más largos. El cambio es suave, en el mejor de los casos unos cuatro minutos de diferencia entre un día y el siguiente, algo se sucede más cuando días y noches son parecidos en duración, al comienzo de la primavera y del otoño. Y aunque a lo largo de estas semanas apenas hemos notado que el día se fuera alargando más, porque de hecho el Sol se iba parando también en su camino hacia el norte, ha llegado a su culmen.

¿Que el Sol se mueve al Norte?
Salvo algunos despistados que contestan equivocadamente a las encuestas sobre percepción social de la ciencia y algunos (pocos afortunadamente) fundamentalistas religiosos, sabemos desde pequeños que es la Tierra la que se mueve, no como se creyó durante muchos siglos. Aunque la sensación que tenemos es que el Sol sale por el Este cada mañana, sube por el cielo hasta culminar al mediodía sobre el meridiano, marcando el Sur, y cae durante la tarde hasta el ocaso, todos hemos asumido que la visión adecuada de ese movimiento celeste, del que también participa el firmamento estrellado, también girando de este a oeste durante la noche, es que vivimos en un planeta que está rotando sobre su eje.

Y luego está la revolución anual, esa órbita que la Tierra y los demás planetas, y también los cometas y los asteroides y las naves espaciales que viajan por el Sistema Solar, participan de ese movimiento provocado por la atracción gravitatoria. El movimiento anual, junto con el movimiento diurno, explican la sucesión de los días y también las estaciones.

Porque el plano orbital de la Tierra, la eclíptica, no coincide con el plano ecuatorial de la rotación. Y esto hace que, visto desde la Tierra, unas veces el Sol esté por encima del ecuador. Precisamente esto pasa desde el comienzo de la primavera, que el Sol ha ido colocándose más al norte del Ecuador, llegando justo ahora, en el solsticio de verano, a su punto más septentrional. A partir de hoy irá volviendo a acercarse al Ecuador, y lo cruzará el día 22 de septiembre, el equinoccio que marcará el comienzo del otoño.

Norte y Sur
Ni que decir tiene que estamos hablando del hemisferio norte, porque en el sur pasa justo lo contrario: desde el 20 de marzo, cuando el Sol se colocó en el Ecuador celeste, han vivido días más y más cortos y hoy tienen el día más corto del año.

Este mismo día del solsticio que marca el comienzo del verano en el hemisferio norte, el que por el contrario resulta el día más corto en el hemisferio sur. En las regiones andinas hoy celebran el Infi Raymi, la fiesta del nacimiento del dios Sol que nosotros conmemoraremos dentro de seis meses en nuestra Navidad… ¿No es curioso cómo un mundo redondo y orbitando en torno a una estrella amarilla es percibido de forma tan diferente?

¿No era el 21 de junio, o el 22, o…?
El mundo no es tan sencillo como algunos creen, pero no deja de tener su regularidad. Una órbita terrestre, la duración de la revolución anual, es equivalente a algo menos de 365 y un cuarto de rotaciones terrestres (o sea, de días). Por eso en el calendario gregoriano se corrige ese cuarto de día introduciendo cada cuatro años un día extra: el 29 de febrero de los años bisiestos, precisamente. Bueno, la corrección gregoriana además elimina 3 días bisiestos cada 4 siglos, para arreglar eso que decíamos de “un poco menos de un cuarto”…

La cosa es que año a año va cambiando el momento preciso en que el Sol pasa por el punto más septentrional, que corresponde a una distancia angular del Ecuador igual a la inclinación de los dos planos, el ecuatorial y el eclíptico, un ángulo que es 23,5 grados y que llamamos (los astrónomos somos gente muy de dar nombres precisos, pero no más que los médicos o los abogados y a ellos no les echáis la bronca tanto…) oblicuidad de la eclíptica. La duración de cada estación, la velocidad orbital de nuestro planeta, todos los parámetros físicos, no cambian. Pero nuestro calendario si. Por eso, si el año pasado el solsticio de verano se produjo el día 21 de junio a las 12:51, este lo hace a las 18:38, y el que viene a las 00:34. En 2017 será también el día 20, pero cinco horas y pico antes.

De esta manera, cada año la hora e incluso el día de entrada de las estaciones cambia. El verano puede oscilar entre el 20 y el 23 de junio. En cualquier caso, mucha gente, con eso de que la fiesta de comienzo del verano más popular es la de San Juan, con sus hogueras, que se celebra el 24, se cree que realmente el día más largo aún no ha llegado. Pues no: las hogueras serán dentro de unos pocos días, pero hoy sí es el día más largo.