Por Mauricio Eduardo Colorado.- Cuando falta casi dos meses para las elecciones presidenciales, El Salvador esta confirmando un hecho histórico que demuestra que el Socialismo ahora llamado del siglo XXI es una ideología fracasada que solamente se puede mantener aplicando la fuerza sobre la población. Ha sucedido en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en donde triunfó por primera vez, tomando el poder por la fuerza en una sangrienta revolución que desplazó al régimen Zarista, y dio inicio a la sustitución de los regímenes monárquicos, en Europa, derribando a los reinos e imperios de Francia, Italia, Rumanía, Hungría y otros que impusieron –por la fuerza- el fatídico sistema socialista con sus variantes, pero al fin, contrarios al capitalismo, en donde la humanidad se desarrolló por años. En Latinoamérica se ha observado que el sistema fue impuesto en algunos países, pero la historia ha demostrado que en ocasiones por la fuerza (caso de Chile con Pinochet) y en otros países, por la voluntad electoral de pueblo manifestado en las urnas (cado reciente de Brasil) la población ha rechazado el sistema. Los ejemplos del desastre que el comunismo ha demostrado en el pueblo son Cuba y mas recientemente Venezuela, en donde se subyuga al pueblo a vivir en una pobreza obligada, porque la voluntad de los gobernantes se impone contra viento y marea, dictando medidas artificiales que no concuerdan con la realidad, como por ejemplo, obligando al inversionista a vender sus productos a precios bajos, que en poco tiempo obligan al cierre de las empresas por incosteabilidad. Sin embargo, amarrando por la fuerza el destino de esas naciones, y pese al enriquecimiento de la dirigencia política, los ciudadanos son incapaces de reaccionar, por la represión del régimen. Nicaragua se encuentra en la actualidad en una lucha –sin armas- para cambiar el sistema de opresión que vive, y que degenera en dictaduras de familias, que con métodos cuestionables por la civilización, ahogan a los pueblos a toda costa. Nuestro país, que tuvo una guerra civil que finalmente termino en un final discutible, sin vencedores ni vencidos, se ha desarrollado mas o menos en un sistema relativamente democrático, que se encuentra desembocando en una clara reversión al sistema que propugna el socialismo, pero que a todas luces denota un fracaso, con hechos que lo demuestran, tales como la corrupción de los últimos gobiernos, en donde los ex gobernantes han salido millonarios del poder, al que llegaron sin bienes. El otro y mas grave síntoma es lo que las encuestas sobre el desarrollo electoral denotan: El candidato del partido oficial, no ha dejado de permanecer en tercer lugar, pese a todos los esfuerzos y recursos que el partido de gobierno hace en el día a día, para levantar la candidatura. Triste para ellos han sido los equívocos de apreciación –reconocidos por mas de algún dirigente- al aceptar, proteger y promover a un personaje, que de alguna forma ha logrado con métodos cuestionable, sobresalir ante los votantes, y lograr –aparentemente- preferencias que podrían traer sorpresas enormes. Es de tener en cuenta que quienes rodean al candidato de marras, no tienen un record político que sea orgullo y honor de personalidades, puesto que en la misma campaña electoral han salido al conocimiento de los votantes muchas irregularidades de la vida pública y privada de estos “asesores”. De todas maneras, aparte de quien se asegure con la presidencia, lo que quedará demostrado es que el socialismo y todas sus ramas, asi como nació y creció, también decayó y no pudo sostener las bonanzas ofrecidas por décadas. La gran realidad de todo es que pese a lo que diga, mucha gente busca como solución, abandonar el país a como de lugar. Pero no a los países socialistas que suponen el paraíso para cualquier migrante, sino para el gran país del norte, el defenestrado “imperio” que según la doctrina de izquierda, es la personificación del mal, y a quien se le ataca a la primera oportunidad.