Por Eduardo Vázquez Bécker.-
Existen expresiones que ninguna persona debe manifestar públicamente sin tener en cuenta que las mismas se pueden revertir, máxime cuando se trata de un funcionario de la categoría del Fiscal General de la República.
En su comparecencia al programa Frente a Frente de TCS el viernes, el jefe del Ministerio Público tuvo frases calificativas contra varias instituciones y personas imputadas o investigadas por supuestos delitos, que no solo no eran apropiadas en boca del fiscal general, sino que pueden poner en problemas a la institución.
La más grave de las alusiones fue contra el sistema judicial, magistrados y jueces, afirmando que “No hay seguridad que el sistema de justicia responda adecuadamente en casos delicados. En instancias superiores, ya se han visto cosas increíbles. Nos han tirado investigaciones de años de un plumazo”, lo que indudablemente traerá un nuevo enfrentamiento de la Fiscalía con el poder judicial.
Se refiere asimismo a la vicepresidenta de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), la prestigiosa profesional Claudia Umaña, quien calificó de “pírrica” la supuesta victoria de la FGR al lograr que el ex presidente Saca confesara los delitos que se le atribuyen como resultado de un acuerdo fiscal, refiriéndose a ella como “una muchacha”.
Se puede y quizá debe compartir la indignación del fiscal al referirse a las opulencias y los excesos, hasta cierto punto repugnantes, en que vivían los expresidentes Elías Antonio Saca y Mauricio Funes Cartagena, pero de ahí a justificar los insultos e improperios con que el Fiscal Meléndez se refiere a ellos, hay una enorme distancia.
Llamar cobarde, sinvergüenza, ladron, “poco hombre” y otras tantas cosas a Funes, no es lo más apropiado para el fiscal Douglas Meléndez. Tampoco lo es congratularse y reconocer como un triunfo fiscal que “Saca ha estado bañándose de la pila y durmiendo con pulgas en el centro penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona”. Esto último podría costarle a Douglas su reelección como jefe del ministerio público dado que sus expresiones reflejan inconfesables sentimientos de contradicción social.
Decir repetidamente “son cosas que no debiera decir” es otra de las debilidades del señor fiscal Meléndez. Lo pone en riesgo de caer en la divulgación de información privilegiada.
Sin intención de querer ser más papistas que el Papa, nos agradaría aconsejar al señor Fiscal atender las sugerencias de sus consejeros, que los debe tener, y pensar dos veces lo que va a decir. Asegurar que le han ofrecido sobresueldos, que no es otra cosa que una forma de cohecho, obliga al señor fiscal a decir qué, quién y cuándo le hicieron la oferta y proceder de inmediato a la judicialización del caso.
Los mismo debe hacer con el supuesto emisario que mensualmente, según su decir, le lleva dinero del pueblo al ex mandatario Mauricio Funes a su refugio en Nicaragua. Esto no puede quedar así porque es un delito de insoslayable persecución judicial; mayor del ejército, coronel, general de división o el mismo comandante general de la Fuerza Armada de El Salvador, deben responder por ese insulto a la nación, y sobre todo tener muy presente la sentencia que recuerda a las personas que “Se es dueño y señor de lo que se calla y esclavo de lo que se dice”.
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