Por Mauricio Eduardo Colorad0.- Una resolución de la Sala de lo Constitucional ha dictaminado que el carril que usa el SITRAMSS en su recorrido entre Soyapango y San Salvador, no es de uso exclusivo para la empresa que opera el novedoso sistema de transporte, sino que dicho carril puede ser usado por todos y cualquier ciudadano, lo que ha creado un verdadero problema –práctico y jurídico- ante la respuesta de algunas autoridades, que, por ignorancia, o por capricho, han expresado -y más aún- han llamado al pueblo a desobedecer la resolución, no importando que con ello se rompa todo el esquema que rige la vida de nuestra nación.
El llamado del funcionario a la desobediencia, es muy delicado, porque puede generar innecesariamente que se activen dos fuerzas sociales opuestas, que generen un nuevo conflicto social: Por un lado quienes ya disfrutan del servicio Sitramss, y por el otro quienes se ven afectados por el cierre de dos carriles (uno de ida y otro de regreso) a tan populosa e importante zona del Gran San Salvador.
Basta observar el día a día del tráfico en dicha arteria para darnos cuenta del contraste del tráfico en dicha vía, donde resalta el embotellamiento en los carriles laterales de la moderna vía, y la fluidez de los carriles centrales, donde circularon hasta el miércoles diez de mayo, los buses modernos de sistema privilegiado.
No nos atrevemos a analizar si el proyecto fue trazado sin considerar todos los efectos que produciría la realización del mismo en los usuarios, o en quienes serían desplazados a favor de ellos.
Lo que si podemos observar con claridad, que dicho proyecto no satisfizo en mucho, a gran parte de la población de la zona, y ahora, cuando la institución encargada de armonizar las normas para proteger a los ciudadanos y lograr una sana convivencia entre ellos, propone una solución, se provoca un conflicto que puede significar el principio de un problema enorme.
Y es que viendo el problema desde una perspectiva más amplia, lo que se podría estar gestando es una política de desobediencia, que de crecer, puede degenerar en una política de guerra, en la cual, desobedecer la ley, en vez de ser la excepción, sea la norma a seguir
Alguien podría pensar que el actual gobierno al no lograr sus objetivos por los canales legales, estaría buscando por la fuerza lo que no puede conseguir legalmente. En el primer día después de que se conoció la resolución de la Sala, hubo elementos que produjeron los primeros desordenes, al cerrar arbitrariamente el tráfico vehicular por los carriles del Sitramss, lo que aparentemente parece ser el producto del llamamiento del funcionario que hizo el llamamiento a la desobediencia.
Ese mismo día, empresarios de buses, afectados por la “imposición del sistema” en violación a disposiciones constitucionales relativos al libre tránsito reaccionaron en apoyo a la decisión judicial prometiendo defenderla con hechos.
Nuestro pueblo, está acostumbrado a imponer voluntades por la fuerza, y para ello no esconde métodos violentos que al aplicarse, generan reacciones igualmente violentas. Las ventas en las calles – que son para uso de todos y cualquier poblador- han sido posesionadas por líderes que obtienen su poder por la fuerza de la amenaza y la ilegalidad, pero que por alguna razón mantienen el liderazgo aun contra la ley.Mientras nuestras autoridades consientan estos abusos, y además los estimulen o propongan, nuestros pueblos avanzarán contra el progreso y el desarrollo de la sociedad.
De ahí el latinismo que intitula el presente artículo. “Dura es la ley…pero es la ley” Y añadiríamos “y hay que obedecerla” Nuestra legislación define el concepto de ley, como la “declaración de la voluntad soberana del pueblo, que manifestada en la forma prescrita por la constitución, manda prohíbe o permite.” Ese concepto universal, no debería irrespetarse por intereses de solidaridad ideológica o de partido. Si hubo una equivocación, es de sabios rectificar. El gobierno debe sopesar cómo gobierna antes de llevarnos al caos.
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