Monseñor Romero supo media hora antes de su última misa que iba a ser asesinado

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Por Eduardo Vázquez Bécker.- La religiosa mexicana María de la Luz Cueva Santana era la Directora del Hospital de la Divina Providencia, conocido como “el hospitalito” y en cuya capilla fue asesinado el Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980.

La monja declaró el 8 de enero de 1985, cuatro años diez meses después del crimen, que Romero fue advertido, media hora antes, de que podía ser asesinado ese día.

Según la religiosa de la Luz Cuevas, los temores sobre un posible magnicidio tuvieron su origen en la publicación de una esquela, publicada en los medios de comunicación, en la que se avisaba de una misa por el fallecimiento de la madre de Jorge Pinto y donde se anunciaba que el celebrante de la misa iba a ser Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez.

La publicación de la esquela causó malestar entre los y las religiosas que acompañaban a Monseñor Romero en la obra pastoral que llevaba a cabo en el Hospital de la Divina Providencia, un hospital para cancerosos sin recursos económicos y hasta se habló de “indignación”

“Con ese malestar que causó la publicación de la esquela, una persona que era pariente de Monseñor Rivera y Damas y hermana de la religiosa María del Carmen Rivera, habló por teléfono ese mismo día sugiriendo que Monseñor no fuera a celebrar la misa.

Si es una invitación por una misa nunca se dice quién va a celebrarla, explico la directora del hospitalito”. “Nos pareció una cosa muy extraña porque no es lo usual, máxime que ya sabían en las condiciones en que está Monseñor Romero”.

Porqué tenían que decir quién iba a celebrar la misa?, pregunta la religiosa en el interrogatorio de un técnico de la Policía Nacional (PN), para luego comentar algo hasta ahora desconocido: que media hora antes de los hechos las religiosas de la Iglesia de la Divina Providencia fueron advertidas que Monseñor Romero iba a ser asesinado.

Sor María de la Luz Cueva dice en su declaración que “alguien cuyo nombre no recuerda, pero que cree que era pariente de Monseñor Rivera y Damas y hermana de la religiosa María del Carmen Rivera, habló por teléfono, una media hora antes que Monseñor iniciara la misa, sugiriendo que Monseñor Romero no fuera a celebrar esa misa porque lo podían matar. El mensaje se lo dieron a Monseñor Romero pero este se limitó a decir “¿Por qué tengo yo que temer?”

La religiosa declaró ante una comisión de investigadores de la PN, luego que un tribunal ordenara, en octubre de 1984, reabrir las investigaciones sobre averiguar la muerte del Arzobispo Romero y reveló algunos de los detalles que podrían, de alguna manera, contribuir a la investigación sobre quién o quiénes asesinaron a Monseñor Romero.

Otros detalles que ofreció la religiosa y entonces Directora del Hospital de la Divida Providencia:

“El día 24 de marzo de 1980, como a las seis y media de la tarde, aproximadamente, me encontraba sentada en la segunda banca, entre el altar y la puerta al fondo y al sector oriente de la capilla, o sea como a cuatro metros de distancia del altar”. La religiosa asegura en su declaración que se encontraba escuchando una misa que estaba celebrando Monseñor Romero y Galdámez, misa que se ofrecía por el alma de la madre del señor Jorge Pinto hijo.

“En los momentos que Monseñor Romero terminaba la Homilía, se escuchó un disparo y vi que Monseñor Romero caía al suelo. Corrí hacia donde se encontraba y vi que tenía una abundante hemorragia que le salía por la nariz, boca y oídos”

“Entonces salí de inmediato de la capilla y me dirigí a las oficinas administrativas del hospital, contiguo a la capilla, para llamar por teléfono al Doctor Roberto Badía, quien era amigo de Monseñor Romero y que en ese entonces era miembros de la Junta de Gobierno, para informarle de lo ocurrido”. En ese instante me avisaron que se habían llevado a Monseñor al hospital de la Policlínica Salvadoreña, dijo la religiosa mexicana.

La religiosa declara que cuando Monseñor cayó al piso, su actitud fue de agresividad en lugar de miedo. – Cuando vi que no podía hacer nada por Monseñor, volví la vista hacia la entrada principal de la capilla, con indignación, para ver si veía a alguien o sea a la persona que hubiera podido hacer el disparo que le ocasionó la muerte a Monseñor Romero,”pero desgraciadamente no vi nada”.

La directora del Hospital La Divina Providencia asegura en su declaración a la Policía que lo único que vio sospechoso fue a un fotógrafo que tomaba impresiones en el interior de la capilla.

“Pensamos que el asesinato de Monseñor era una cosa programada y que el fotógrafo era parte de eso. Entonces le quitamos las cámaras y se las entregamos a la Policía para que revelara los rollos. -declara la religiosa- agregando después que no se había encontrado nada anormal. “Recuerdo que cuando salí de la capilla, después del disparo, vi estacionado un carro negro con vidrios polarizados “muy oscuros” que pertenecía al señor Jorge Pinto.

La religiosa de la Luz Cueva, reconoce que vio el carro negro “con repugnancia” pero que cuando supo que el vehículo pertenecía a Jorge Pinto cambió su modo de pensar. Aparte del carro negro de Pinto, la religiosa asegura en su declaración que no vio nada raro ni quien fue el que disparó. “Lo único sospechoso que vi fue al fotógrafo” declara la religiosa.

Sor María de la Luz Cueva relata que al momento de oír el disparo vio “una luz blanca” que iluminaba el rostro de Monseñor Romero y que lo mismo vio otra religiosa de nombre Francisca.

Monseñor será beatificado este sábado 24 de mayo sin que a ciencia cierta se conozca quién o quienes lo asesinaron el 24 de marzo de 1980.

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