Todos fueron evacuados de Alepo: las fuerzas de Al Asad dominan

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El tiempo es paradójico: después de cuatro meses de bombardeos, del asesinato de entre 3.000 y 5.000 personas, del asedio de otras 250.000, de la destrucción inaudita de mezquitas y pasillos antiguos y del enajenamiento del patrimonio emocional y físico de los habitantes de Alepo, la única forma de celebrar que encontraron los soldados oficiales fue disparando al aire. Este jueves, los últimos cuatro buses con civiles y rebeldes salieron de Alepo y el gobierno de Bashar Al Assad declaró, de manera oficial, la liberación de la ciudad.

El comunicado del ejército oficial estipulaba: “Gracias a la sangre de nuestros mártires y a los sacrificios de nuestras valerosas fuerzas armadas, así como a las fuerzas auxiliares y aliadas (…) el estado mayor de las fuerzas armadas anuncia el retorno de la seguridad en Alepo tras su liberación del terrorismo y de los terroristas y la salida de los que seguían allí”.

Según cálculos de Naciones Unidas, entre 35.000 y 40.000 personas fueron evacuadas del este de la ciudad, que estuvo en manos de la oposición rebelde y armada desde junio de 2012. Los últimos cuatro meses se desarrollaron entre el sonido primordial y monótono de los bombardeos de los aviones rusos y las promesas de una tregua que llegó una sola vez y duró poco. Desde el viernes pasado, los buses llenos de civiles y rebeldes comenzaron a salir de la ciudad hacia la vecina provincia de Idlib y los pueblos de los alrededores de la ciudad.

El acuerdo de evacuación, formulado por representantes de Turquía —del lado de los rebeldes— y por Rusia —aliado esencial de Al Assad— se desarrolló con alguna resistencia: hubo facciones que prefirieron continuar en batalla y entonces les respondieron con fuego. Por meses, los civiles estuvieron atrapados con poca comida y ningún servicio, puesto que todos los hospitales quedaron fuera de servicio y las medicinas legaban sólo en raras ocasiones. El bloque de los rebeldes aseguraba que su única estrategia era la supervivencia. Los rusos, en los medios de comunicación oficiales, mostraron fotografías en las que soldados rusos repartían comida y cobijas entre los civiles. Naciones Unidas sugirió que se podrían haber cometido crímenes de guerra durante el asedio de Alepo.

Al Assad sale casi indemne de la batalla en Alepo, con más fortaleza, moral y militar, para buscar la liberación de otras provincias, en manos de tantísimos grupos como se pueden contar con los dedos de las manos y los pies. Los rebeldes, en cambio, salieron derrotados: éste era su gran bastión.