El Ministro de Defensa, David Munguía Payés, reveló que desde el 2010 al menos 598 militares han sido “separados” del Ejército por “pertenecer a pandillas o tener relación con estas”.
“Desde el 2010 a la fecha, hemos dado la baja a 598 elementos por pertenecer a pandillas o por tener fuertes indicios de pertenecer a estas organizaciones criminales”, aceptó el titular de Defensa ante periodistas.
Munguía Payés aseguró que la Fuerza Armada “periódicamente está haciendo un trabajo de inteligencia para detectar a infiltrados, puesto que sabemos que el crimen organizado, particularmente las pandillas, quieren infiltrarse en las instituciones ligadas a la seguridad”.
“Nosotros hemos ahondado en una serie de filtros para evitar que miembros de pandillas ingresen a la Fuerza Armada, para ello pedimos información a la Policía Nacional Civil (PNC) y a la Dirección de Centros Penales”, indicó.
Agregó que el control también se realiza al interior del Ejército cuando los militares desempeñan sus labores y que cuando hay indicios se investigan los casos.
El general Munguía Payés es criticado por muchos militares el resto de militares de la cúpula militar, que no pertenecen a su círculo íntimo, que luchó activamente durante la guerra civil desatada por la entonces guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ahora partido político en el Poder desde 2009, al que pertenece activamente el militar.
Además, se le acusa en los corrillos militares de nunca haber combatido en defensa de la República, y algunas fuentes anónimas aún le acusan de haber cometido “traición al Ejército” al haber sido artífice de una “tregua” con los grupos terroristas de las pandillas.
Las pandillas, Mara Salvatrucha (MS13), Barrio 18 y otras minoritarias poseen más de 600 células en El Salvador y solo en el 24,4 % de los 262 municipios mantienen una “poca presencia”, de acuerdo con datos de la Policía Nacional Civil (PNC).
Las autoridades de Seguridad acusan a las pandillas de mantener los altos índices de asesinatos que sitúan al país como uno de los más violentos del mundo, con tasas de 103 y 81,7 asesinatos por cada 100.000 habitantes en 2015 y 2016, respectivamente.
En diciembre de 2015, el portavoz de la Presidencia, Eugenio Chicas, reconoció en una entrevista con periodistas la infiltración de pandilleros a los cuerpos de Seguridad, pues “estas instituciones se nutren de jóvenes de la sociedad y las pandillas están ahí”.