
¿Quién no ha comprado alguna vez por Internet? En los tiempos que corren, resulta difícil encontrar una persona que no.
Es fácil, rápido y práctico. Pero implica ciertos riesgos. Y uno de los más temidos —y de los más habituales— es ser víctima de una estafa.
El más común es el llamado “fraude de tarjeta no presente” y ocurre cuando los datos del titular de la cuenta del banco son robados y usados de manera ilegal por otra persona.
Suele suceder a través de correos electrónicos “phishing”, cuyo objetivo es engañar al receptor suplantando la identidad de la víctima. Otras veces, los ladrones usan programas maliciosos y el robo se comete en apenas unos segundos.
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La compra consiste normalmente en dos pasos: autorización (confirmación) y liquidación (envío del dinero). Una vez que se efectúa el primero, por normal general, no hay vuelta atrás.
1. No respondas ni hagas clic a enlaces de emails
…sobre todo si te piden información personal.
Muchas veces, los estafadores usan técnicas aparentemente sencillas, pero eficaces, para hacerse pasar por tu banco, empresa u otra entidad.
A veces, intentan hacerte creer que quien te escribe es uno de tus contactos o persona de confianza, o que recibiste una oferta que no puedas rechazar.
Si tienes dudas, llama por teléfono para comprobar quién te envió ese email o intenta resolver la cuestión a través del sitio web de la organización.
2. Confirma que la web es segura y comienza por “https://”
…y borra los datos de navegación tras la compra.
Presta atención al enlace URL del sitio web en el que vas a comprar. El protocolo “https://” significa que el sitio es seguro.
Otro detalle a tener en cuenta son los errores gramaticales, típicos de sitios web fraudulentos.
También es conveniente borrar los datos de navegación después de efectuar la compra, especialmente si realizaste el pago desde una computadora de uso masivo.
Así evitarás que la máquina recuerde tus números y credenciales, y tus datos estarán mejor protegidos.
3. Usa una tarjeta de crédito virtual
…y si utilizas una real, habilita la opción de “seguridad añadida”.
¿Una tarjeta de crédito virtual? Sí, leíste bien. Se trata de un número vinculado a tu tarjeta real, pero con un límite de gasto y una fecha de caducidad, de manera que puedas hacer compras de forma mucho más segura.
Existen plataformas como “Privacy”, de Google Chrome, que te permiten colocar cierta cantidad de dinero en tu tarjeta virtual e incluso cancelarla de manera automática una vez finalizadas las compras.
Por último, no te olvides de habilitar la función de seguridad añadida. Y recuerda que es mejor usar tarjetas de crédito que de débito para pagar por internet, pues el nivel de protección es, por defecto, mucho mayor.