Redacción de DL.-
Todas las a personas hemos querido guardar objetos que ya no usamos pero que tienen un grande valor para nosotros. Sin embargo, esta práctica constante puede ser perjudicial. ¿Por qué?
Muchas veces se guardan las cosas creyendo que van a ser útiles en el futuro o porque existe algún tipo de apego emocional con los objetos que nos rodean. Sin embargo, cuando este tipo de comportamiento se torna desmedido, se puede generar acumulación; lo que puede acarrear consecuencias nocivas en términos de salud física y mental, o con nuestras familias. Por eso, en la reflexión de hoy te contamos cómo identificar estos comportamientos y de qué manera puedes contrarrestar
Todas esas “cosas” en nuestros cajones, armarios y rincones son un peligro para nuestra salud mental, pero hay formas de evitarlas.
Debemos preguntarnos por qué personas como yo o la madre de mi amigo guardamos tantas cosas que quizás nunca necesitaremos.
Una de las causas será sin lugar a dudas el temor de quedarnos sin ese artículo por el temor a olvidar los recuerdos que ellos nos traen..
Algunas personas también se sienten obligadas a aferrarse al pasado, como un amigo que conserva el programa de cada evento al que ha asistido durante las seis últimas décadas.
Siempre existirán razones para no botar un artículo o cosas que no usamos desde hace tiempo pero entre la más más frecuentes está la del miedo cuasi irracional de que tan pronto como nos deshagamos de ellas, descubriremos que las necesitamos.
Una alternativa es armarnos de valor y donar a organizaciones benéficas que recolectan ropa y artículos del hogar para personas menesterosas.
Cuando nos demos cuenta de que es momento de decir adiós a archivos profesionales con décadas de antigüedad, solicitemos la ayuda de asistentes pero instruídos que no nos dejaran ver nada de lo que tirarían de muestros cajones.
Consejos para limpiar el desorden
- Establece un plan. Puede que quieras ir habitación por habitación o centrarte en una categoría como los abrigos o los zapatos, pero evita cambiar de rumbo a mitad de camino antes de haber terminado la tarea que empezaste.
- Establece objetivos razonables en función del tiempo y la resistencia de que dispongas. Si un armario entero es demasiado intimidante, incluso una tarea tan pequeña como limpiar los artículos de un solo cajón o estante puede hacer que empieces en la dirección correcta. Cuando te pruebes algo que ya no te quede bien o no se vea bien, ir directamente a la bolsa de donaciones, no volver al armario.
- Si es necesario, pide ayuda a un amigo, a un familiar o a un asesor pagado que no tenga el mismo apego a tus posesiones.
- Crea tres pilas: conservar, donar y descartar. No te equivoques en tu evaluación inicial; tira inmediatamente la pila de descartes y programa una recogida para las donaciones o llévalas a un destino que valga la pena.
- Si el desorden incluye objetos que guardas para otras personas, considera la posibilidad de darles un plazo para que los recojan, o sugiéreles que alquilen un almacén.
- Por último, evita la reincidencia. Resístete a rellenar los espacios que has despejado con más cosas