Un agente de la fuerza de elite de la policía que se encontraba de licencia y tres pandilleros murieron en un tiroteo registrado en Ayutuxtepeque.
Según el informe de la Policía Nacional Civil (PNC) y de la Fiscalía General de la Republica (FGR), el agente de la Unidad del Mantenimiento del Orden, identificado como Daniel Preza Navas que se encontraba de licencia, fue atacado por los pandilleros el miércoles en la noche cuando se mudaba de casa en la Colonia Santísima Trinidad del municipio de Ayutuxtepeque.
La policía informó que Preza Navas fue sorprendido por los pandilleros que lo atacaron cuando realizaba las labores de la mudanza, pero logró desenfundar su arma y respondió el fuego. El policía y los tres pandilleros murieron en el lugar.
En las últimas 36 horas las pandillas han asesinado a cuatro policías. El martes dos policías murieron y otro resultó gravemente herido cuando presuntos pandilleros emboscaron una patrulla que atendía una llamada de emergencia y el miércoles un agente del Grupo de Reacción Policial murió cuando los delincuentes atacaron una patrulla que realizaba un operativo en el departamento de La Paz.
Las pandillas han asesinado desde enero a 39 policías, a un mecánico de esa fuerza, a 15 militares, a seis guardias de centros penales y a un fiscal. En 2014 fueron asesinados 39 policías, en su mayoría cuando se encontraban de licencia.
En marzo de 2012 las pandillas, con la venia y apoyo financiero y facilitación del gobierno del entonces presidente Mauricio Funes, acordaron una tregua y los homicidios se redujeron a cinco por día, pero desde que la tregua se rompió en septiembre de 2013 los asesinatos han aumentado hasta más de 20 al día.
El gobierno del presidente Mauricio Funes (2009-2014) nunca aceptó haber negociado pero reconoció que había actuado como facilitador del acuerdo entre pandillas y dijo que no les prometió nada, lo cual fue desmentido por varios de los actores de la tregua. Estos habían sido financiados por el gobierno.
Pero el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén cerró toda posibilidad de dialogar con las pandillas y ordenó que los cabecillas de esas estructuras criminales fueran devueltos a la cárcel de máxima seguridad conocida como Zacatraz, fuera de esta prisión, los pandilleros tuvieron acceso a visitas íntimas ilimitadas, de varias mujeres; drogas y bebidas embriagantes; centros de diversión con video y música; y en algunos casos salidas esporádicas de los penales.
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